Mis páginas - Moje strony

sábado, 23 de agosto de 2008

Mañana acaecida eternamente...

Esta es la mañana acaecida eternamente de la que tanto hablan los poetas. Mañana ansiada, acaecida eternamente.

Esta es la mañana acaecida eternamente y jamás se repetirá una mañana y una felicidad como ésta.

Esta es la mañana que he añorado desde hace tantos siglos, Mrs. Dalloway. La mañana ansiada, acaecida eternamente, que vive en la memoria de pueblos y ciudades y de la que te hablara el poeta visionario. La mañana que ya se está dando y que jamás volverá a repetirse, de lo cual ni siquiera nos percatamos, creyendo simplemente que es una mañana más de las miles de mañanas de nuestras vidas.

Y sin embargo es la mañana única e irrepetible en la que se consuman todas las mañanas del mundo, todas las que nos tocó y tocará vivir. Jamás el correr de las olas del mar tendrá la textura y la armonía del mar de esta mañana. Jamás habrá un amanecer tan radiante y tan lleno del canto de los pájaros como el de hoy. Y es como si todo el dolor del mundo hubiera desaparecido de golpe, como si todas las violaciones, vejaciones y traiciones de las que fuimos objeto hubieran sucedido y quedado en otras vidas o dimensiones de las que ni siquiera nos acordamos. Como si nos hubiéramos liberado de esa carga para siempre, volviendo a la prístina inocencia de la primera infancia. Y ya no importa ni siquiera la libertad arrancada al alborar la vida. Ya no importa nada, ni el pasado, ni el futuro, tan sólo esta mañana eterna, a la que ni siquiera se le puede llamar presente. Y quedarnos con el recuerdo de esta mañana ha de bastarnos desde ahora y para siempre, por toda la eternidad que hemos de llevar hacia adelante.

Ya no habrá ni comienzo ni fin del mundo, se están dando y se seguirán dando eternamente, en una reconstrucción perpetua del jardín del Edén.

Lima, Miraflores, mayo del 2007