He conocido a escritores limitados, incluso tontos. En cambio los traductores con que me topé, resultaban ser más inteligentes e interesantes que los autores a los que traducían. Esto sucede porque más reflexión exige la acción de traducir que la de "crear".
Émile Cioran: "Confidencias y anatemas"
Cracovia, Editorial Zielona Sowa, 2006
Retraducción del polaco y cortesía de Alhelí
Émile Cioran: "Confidencias y anatemas"
Cracovia, Editorial Zielona Sowa, 2006
Retraducción del polaco y cortesía de Alhelí
Gracias por tu visita, Isabel. Quizá te hayas hecho demasiadas expectativas: a pesar de mi relativo (y probablemente casual) interés por la literatura polaca, no conozco en absoluto el idioma (en 2º de filología elegí inglés, en lugar de francés, árabe, griego o polaco).
ResponderEliminarPor cierto, que la cita sobre los traductores se aplica, claro está, a los traductores profesionales y a los literatos que actúan como traductores. El mundo está lleno de malas traducciones, como las de los publicistas que traducen vegetables por vegetales...