El envenenamiento de Bona Sforza representado por Jan Matejko |
Para sopesar diferentes opiniones, comentaremos aquí lo que dice al respecto Paweł Jasienica en su libro "La última del linaje" (Ostatnia z rodu).
Si bien Jasienica reitera que la mala imagen de la reina Bona la crearon los Habsburgo, mediante difamaciones pagadas con dinero contante y sonante, él mismo nos narra que el hijo de ésta, el rey Segismundo Augusto, fue con unos guantes negros puestos a un encuentro que tuvo con su madre, pues temía que ella le regalara algún anillo envenenado. Nos cuenta también que al próximo encuentro, el rey fue con un pañuelo blanco en la mano, con el que recibiría el anillo, en caso de darse las circunstancias. Que Segismundo Augusto, acusaba a su madre de haber envenenado a sus dos primeras esposas, Isabel de Habsburgo y Bárbara Radziwiłł, a quien amaba con devoción. Y que, por otro lado, el rey Esteban Batory se hizo traer un antídoto muy poderoso de parte del médico del príncipe elector de Brandenburgo por temor a que su esposa, Ana Jagellón, hija de Bona, como buena discípula de su madre, de quien habría aprendido sus malas artes, lo envenenara.
Quien si murió envenenada fue la propia Bona. Le sirvió el veneno su propio médico, quien probaba los medicamentes delante de ella, antes de pasárselos, y quien se había preparado un antídoto para el caso. Quien le pagó por eso fue Gian Lorenzo Pappacoda, agente de los Habsburgo. Y fue el mismo agente quien le impidió salir de la habitación a buscar el antídoto. De tal manera que murieron ambos, Bona luego de tres días de terrible agonía y el médico, luego de agonizar durante una semana.
Ficha bibliográfica:
Paweł Jasienica: "La última del linaje" (Ostatnia z rodu)
Varsovia, Editorial Czytelnik, 1988
Idioma: Polaco
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