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miércoles, 5 de mayo de 2021

Sobre las "Memorias" de Paweł Jasienica

Esta será una breve reseña del libro „Memorias” (Pamiętnik) del renombrado historiador polaco Paweł Jasienica (1909 - 1970), seudónimo con el que publicaba Lech Beynar. Y es que el autor se esforzó en escribir esta pequeña autobiografía literalmente de memoria, habiendo tenido que quemar las páginas del diario que llevaba, para evitar que cayeran en manos indeseadas, vale decir el Servicio de Inteligencia de la Polonia comunista.

Puede llamar la atención del lector latinoamericano, el que el autor del libro, se definiera como polaco, habiendo nacido en la localidad rusa de Simbirsk (actualmente Uliánovsk).  Localidad famosa por ser la cuna de Vladimir Illich Uliánov, conocido comúnmente como Lenin. 

Y es que en el continente americano se acostumbra definir la nacionalidad, según el país de nacimiento, independientemente de los orígenes familiares. En el caso de Europa esa definición tiene que ver, tanto con los orígenes, como con la cultura y el idioma, transmitidos en casa. Como parte de la cultura polaca se consideraba la religión romano-católica, aunque eso actualmente está cambiando.

El autor nos comenta sus orígenes en la introducción del libro. Sus dos abuelos habían participado en los levantamientos nacionalistas polacos. El abuelo materno en el  de 1830 y el paterno en el de 1863. 

El padre del autor, Nicolás Beynar se crió en San Petersburgo, en una casa en la que se hablaban varios idiomas. El pequeño Nicolás se comunicaba en polaco con su padre; en castellano con su abuela, quien era española; en francés y castellano con su madre, quien había nacido en Francia; y en ruso con las chicas de servicio. 


El autor nos habla de las localidades de Maksátija (Rusia) y Tarashcha (Ucrania), en las que vivió siendo niño, describiendo las relaciones entre los diferentes grupos étnicos y sociales que las poblaban. Cuando estalló la Guerra Civil, su familia ya se había asentado en Tarashcha. Fue pues testigo de como diferentes bandos llegaban y tomaban el poder en dicho pueblo, matándose los unos a los otros. Nos habla del pogromo, matanza de judíos, organizada en esa localidad por el general ruso blanco Denikin, durante la cual los padres del pequeño Lech, lograron salvar a ocho personas. La situación se tornaba cada vez más inestable.

Cierta madrugada llegó a Taraschcha el abuelo, desde el pueblo de Poradówka, donde vivía, para avisar que los bolcheviques estaban en camino. La familia del autor, a las justas logró partir, resguardada por la retaguardia del Ejército Polaco, que retornaba a Polonia, luego de haber marchado sobre Kiev. Al amanecer siguiente, al volver la vista atrás, divisaron el resplandor del fuego que se había apoderado de Tarashcha. Eran los bolcheviques, quienes habían organizado su propio pogromo. La familia del pequeño Lech siguió avanzando y fue así como, tanto él, como sus padres y hermanos, llegaron a la ciudad de Varsovia, que les era totalmente desconocida. De allí se trasladaron a la región de Vilna (actualmente Lituania), que desde 1922 pasó a formar parte de la República de Polonia. 


El autor nos habla luego de sus años de estudiante de historia en la ciudad de Vilna y de su formación militar. Nos describe a diferentes personajes, tanto del mundo militar, como del de la cultura y política de la época. Se muestra crítico frente al gobierno de la Polonia de entreguerras, aunque sin caer en los extremos.

Nos cuenta luego, como durante la Segunda Guerra Mundial, combatió en las filas de Armia Krajowa, ejército subterráneo, dirigido por el Gobierno Polaco en el exilio. El 15 julio de 1944 el Comando Mayor del mismo acordó combatir a los nazis conjuntamente con el Ejército Soviético. Dos días después, en contra de lo pactado, los soviéticos arrestaron al mando mayor de Armia Krajowa en Vilno, desarmando a sus tropas. El autor logró salvarse del arresto y de una posterior deportación a Siberia o al Asia Central, pues pasó a la clandestinidad. El 19 de agosto su batallón fue atacado por los soviéticos, en el bosque, desde el cual operaban.

En julio de 1945 las potencias mundiales, desconocieron la legitimidad del gobierno polaco en el exilio, pasando a reconocer el gobierno polaco, recién creado en Polonia, sujeto a la Unión Soviética. El autor se encontraba con su célula en el bosque, sin ninguna directiva, a la que atenerse. En agosto del mismo año cayó malherido. En setiembre se disolvió el batallón. En 1948 fue arrestado por haber formado parte del ejército de Armia Krajowa y, al poco tiempo, liberado. 

Pasada la guerra, en 1946, el autor empezó a publicar en el „Semanario Universal” (Tygodnik Powszechny) de Cracovia. Primero con nombre propio y luego con el seudónimo de Paweł Jasienica. Decidió hacerlo para proteger a su esposa, quien se había quedado en la ciudad de Vilna, que mientras tanto, había pasado a formar parte de la Unión Soviética. Y es que temía que la deportaran a Kazajstán en el Asia Central, tal como había sucedido con los propios padres y la hermana del autor, a inicios de 1940. Y eligió ese nombre en honor al cura del pueblo de Jasienica, en cuya casa convaleció y se curó de sus heridas. 

Espero el lector me perdone la descripción tan detallada de estos hechos. Lo hice para explicar lo complicado de la situación política de aquel entonces, cosa que espero haber logrado. 



Ficha bibliográfica:

Paweł Jasienica: „Memorias” (Pamiętnik)

Varsovia, Editorial Czytelnik, 1993

Número de páginas: 188

Idioma: Polaco


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