Esta será una breve reseña de la novela „E.E.” de Olga Tokarczuk. El título viene de las iniciales de Erna Eltzner, personaje principal de la misma.
¿Pero quién era Erna Eltzner? ¿Una muchachita adolescente, a través de cuya boca y cuerpo se manifestaban los fantasmas? El espíritu del Sr. Schatzmann, quien nunca llegó a decirle a su esposa, ni en vida, ni durante las sesiones de espiritismo, donde había escondido la plata. El espíritu de "Koloman", quien anunció el terremoto en Mesina en el sur de Italia en 1908, así como el fin del mundo en 1914. El espíritu de "Pola", quien hablara en un lenguaje obsceno, impropio de una niña de buena familia, como lo era Erna. El espíritu de su abuelo materno, el Sr. Przybylski, a quien nunca llegó a conocer.
También estaban los personajes de carne y hueso como Walter Frommer, quien dirigía las sesiones de espiritismo y estaba perdidamente enamorado de la Sra. Eltzner, madre de Erna y de sus varios hermanos y hermanas. Frommer trabajaba en el Registro Civil, adonde aparte de elaborar las partidas de defunción, inscribía las características de los occisos, tales como sexo, edad, lugar de nacimiento o causa de la muerte en su rúbrica respectiva, según un modelo que él mismo había elaborado. Además, y ya para su uso personal, anotaba los tránsitos de la Luna y Saturno en el momento del deceso, trabajo que esperaba poder publicar algún día.
Lo acompañaba su hermana Teresa, soltera como él, quien era jorobada. El don de la mediumnidad, que tuvo de adolescente, la había abandonado hacía tiempo. Sin embargo, cosa que no se atrevía a confesarle a Walter, al quedarse sola al anochecer, venía a acompañarla su madre, muerta cuando eran niños aún.
Estaba el Doctor Löwe, médico de cabecera de la familia. Fue él quien condujo a Artur Schatzmann, hijo de la señora del mismo apellido, adonde el Doctor Vogel. Artur era un joven estudiante de medicina, interesado en entender "científicamente" el caso de Erna Eltzner. Vogel fue el primero en hablarle sobre Freud y el psicoanálisis, y sobre el papel del inconsciente en nuestras vidas. Asimismo le puso a disposición su biblioteca, de la cual Artur escogió, para empezar, los libros de Charcot y Janet sobre la hipnosis.
" - La conciencia no ha alcanzado aún su continuidad" - le dijo Vogel en alguno de los múltiples encuentros, que tuvieron posteriormente - "Es por eso que todos los intentos por fijar reglas de vida sobre bases racionales acaban en un fracaso." *
A raíz de esos encuentros Artur le pidió a Erna, que lleve un cuaderno de bitácora de sus sueños. Cosa que Erna cumplió al detalle, pues estaba enamorada de él en secreto. Asimismo Artur logró convencer a la Sra. Eltzner, vía el Dr. Löwe, a que acceda llevar a Erna al laboratorio de la Universidad para hacerle una medición eléctrica del cerebro. Erna parecía divertida con el tema, pero su madre se sintió muy consternada por el hecho de que analizaran a su hija en el Departamento de Zoología, donde se analizaba también a los animales. Y es que Artur estaba recopilando material para el caso "E. E." (por las iniciales de Erna Eltzner), como él mismo lo denominó, para su tesis doctoral, cosa que finalmente logró llevar a cabo.
" - La conciencia no ha alcanzado aún su continuidad" - le dijo Vogel en alguno de los múltiples encuentros, que tuvieron posteriormente - "Es por eso que todos los intentos por fijar reglas de vida sobre bases racionales acaban en un fracaso." *
A raíz de esos encuentros Artur le pidió a Erna, que lleve un cuaderno de bitácora de sus sueños. Cosa que Erna cumplió al detalle, pues estaba enamorada de él en secreto. Asimismo Artur logró convencer a la Sra. Eltzner, vía el Dr. Löwe, a que acceda llevar a Erna al laboratorio de la Universidad para hacerle una medición eléctrica del cerebro. Erna parecía divertida con el tema, pero su madre se sintió muy consternada por el hecho de que analizaran a su hija en el Departamento de Zoología, donde se analizaba también a los animales. Y es que Artur estaba recopilando material para el caso "E. E." (por las iniciales de Erna Eltzner), como él mismo lo denominó, para su tesis doctoral, cosa que finalmente logró llevar a cabo.
Pero Erna se sentía cada vez más agotada con las sesiones mensuales y esa situación que no había buscado. A instancias de su madre, dejó de asistir a la Escuela de Arte Industrial y recibía, dos veces por semana, "clases" de Frommer, quien le hablaba de los médiums más famosos de la historia, la transmigración de las almas, la reencarnación y nuestra vida después de la muerte. Pero éste llegó a percatarse de que la chica, con la mirada ida, ni siquiera le prestaba atención.
Llegaron luego las vacaciones escolares, y la señora Eltzner viajó con sus hijos a la propiedad de su cuñada, la hermana del señor Eltzner, en el campo. La interrupción de las sesiones, así como el aire puro, hicieron que Erna se repusiera físicamente. Durante esas vacaciones le vino la primera regla y Erna, tal cual alguna vez Teresa Frommer, perdió sus poderes mediúmnicos.
Ya de vuelta a la ciudad, en la siguiente sesión, Erna apenas respondía. Y encima salió a relucir, que sus hermanas menores, las mellizas, con el afán de ayudarla, habían puesto pitas en la sala, que una de ellas jalaba durante las sesiones, para que se cayeran las cosas. Cabe anotar que lo hicieron sin su anuencia. Lo cierto es que Erna sí tenía poderes kinestésicos, pero no sabía como controlarlos.
Se armó el escándalo y Frommer, quien le había puesto alma, corazón y vida al asunto, cayó en una depresión profunda. Lo sacó de ella el doctor Löwe, quien vino a visitarlo y lo llevó a pasear. Fue durante ese paseo que el doctor adquirió una neumonía, que lo llevó al otro mundo. Estando en su lecho de muerte, el doctor anheló morir para siempre, y se llenó de pavor, al no tener la certeza de si eso era lo que lo esperaba. Tal como dice la novela: „Comprendió que Dios se destruyó a sí mismo mediante una explosión inmensa, que el tiempo era la medida de su desintegración, y que todos nosotros somos fragmentos del cuerpo divino, que siguen muriendo, como todo alrededor. Nuestra salvación es la inexistencia”.**
La novela finaliza con Artur Schatzmann yendo a la sombrerería, de la cual Erna era dueña, a despedirse de ella, antes de partir a la guerra. Pero Erna no lo reconoce. Artur le habla entonces de las sesiones de espiritismo unos años atrás. Algo similar a una sombra cruza el rostro de ésta, antes de decirle que no sabe de qué le está hablando y pedirle que se vaya.
Corría el año 1914, el año pronosticado por "Koloman" como el del fin del mundo. Y efectivamente, después de la guerra que estalló aquel año, la Primera Guerra Mundial, ni Europa, ni sus regiones aledañas, volvieron a ser las mismas. El mundo, descrito tan magistralmente en la novela mencionada, inició su camino hacia la desaparición absoluta.
Todo esto sucedía en la ciudad de Breslau, cuando ésta todavía pertenecía a Alemania, y los apellidos de los personajes principales son alemanes. Vogel significa pájaro, Löwe - león, y Schatz - la raíz de Schatzmann - querido o tesorito, dicho de cariño. ¿Tal vez habría que buscar alguna clave en el significado de los mismos? Frommer significa devoto, y efectivamente, Frommer se aproximaba al tema de la mediumnidad con una devoción absoluta, cual si de una religión se tratara.
Recordemos que la autora es psicóloga de profesión y que ejerció como tal, trabajando como psicoterapeuta en la clínica de salud mental de Walbrzych. En el libro hace alarde de su conocimiento en la materia. Sin embargo, nos quedamos con la duda de si lo que nos presenta es una burla, una mirada levemente irónica, o una reflexión sobre los límites del estudio de la psique humana.
* Olga Tokarczuk: "E. E.", p. 154
** Op. cit., p. 263
Traducción: Isabel Sabogal Dunin-Borkowski
Ficha bibliográfica:
Olga Tokarczuk: "E. E."
Cracovia, Wydawnictwo Literackie (Editorial Literaria), 2017
Número de páginas: 267
Idioma: Polaco
Idioma: Polaco
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