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Con Gerard Szkudlarski. Lima, Miraflores, 1988 |
Se trata pues de una novela fantástica cuya acción se desarrolla “fuera de lugar” (utopía) y “fuera de tiempo” (ucronía). La “Inónime” protagonista “que quiso y no pudo ser Cristina” - alter ego de la escritora – recorre aparentemente – espacios fantásticos en tiempos ambiguos. La trama diegética no deja nunca a pesar de los estratagemas y procedimientos descritos , de ser “la narración del mundo privado en un tono privado” (7).
Parecería, que tanto el “Cielo”, como la “Tierra” y el “Infierno”, al igual que los seres que habitan los tres mundos son proyecciones mentales de la novelista evocados mediante la aproximación inductiva y la expresión cinestésica (8). Todos ellos vectores de su imaginación creativa.
Todas estas proyecciones ambivalentes (9), indagaciones cognoscitivas y/o actos intuitivos poseen la frágil consistencia ectoplásmica que les otorga la imaginación poética de Isabel Sabogal. Pero poseen también la fuerza decisiva de lo a-temporal y de lo a-espacial -abstraído por tanto – de la acción transmutadora de las leyes naturales. Del universo fantástico de la novela, sólidamente estructurado parten algunos brotes de otras expresiones vecinas: lo mágico, lo maravilloso, lo extraño, lo sobrenatural, lo esperpéntico, lo diabólico y también lo realista (10). Acaso sea lícito y oportuno señalar algunas semejanzas y/o paralelismos – a nivel anecdótico – entre la presente novela – y otras obras y géneros: el drama romántico, la novela gótica, los relatos de Kafka. “A puerta cerrada” de Jean Paul Sartre. “La Divina comedia” de Dante, “El Inónime” de Samuel Becket, “Relatos de Belzebuth a su nieto” de G.I. Gurdieff y “En busca de lo maravilloso” de Uspensky. No tiene mayor importancia si la novelista había bebido mucho, poco o nada en todas o en algunas de las mencionadas fuentes.
“El león está hecho de la carne de los corderos que ha comido – sin que sea por ello cordero” decía Goethe. A su vez de ser cierta la hipótesis de la “Pantomnesia” (Omnimemoria) del subconsciente colectivo, de la consciencia acumulativa que construye y alimenta la esencia sartreana de todo ser humano, ningún contenido, ninguna idea sería privativa de una mente en particular.
En tal caso lo decisivo sería no el qué, sino el cómo, es decir la forma y/o el estilo, y en este aspecto la obra de Isabel Sabogal es significativamente original y marcadamente existencial. En la dimensión creativa las conversaciones de la Inónime (Namenlose) protagonista con Dios, con los ángeles y con los demonios son tanto o más consistentes que los diálogos naturalistas que entablan los personajes de las novelas de Émile Zola. Es a partir de este “realismo” de tercer grado o realidad tercera (11) y más allá del imbroglio diegético, a menudo serial, polisémico y con diferentes contrapuntos, tanto situacionales como temporales que se hace posible distinguir e identificar las principales “ideas-fuerza”, verdaderas obsesiones existenciales de una mente única y agonal que no cejará en su empeño gnoseológico. Se trata de una mente bi-valente: narrador/personaje.
Gerard Romuald Szkudlarski