Está será una breve reseña de “Virion. El adepto”, tercer tomo de la novela “Virion” de Andrzej Ziemiański, la cual forma parte de la serie “El Imperio de Acaya”. Sugerimos al lector leer antes las reseñas del primer y segundo tomo de la misma, para facilitar la comprensión del texto.
Horech, quien tenía el encargo de matar a Virion, se encontró con éste en medio del bosque. Kila ideó entonces presentar a Niki como Luna, cuya casaca llevaba puesta. Dijo que habían sufrido un ataque de parte de Virion, siendo los sobrevivientes del séquito de ésta. Horech recordaba la casaca, pero no tanto a su propietaria, por haberla visto estando en estado etílico. Sin embargo le parecía recordar que era una chica más llenita y menos espigada que ésta. Se unió al grupo, con el que siguieron rumbo.
Lo que más le interesaba a Horech era tener cualquier licor disponible a la mano. El grupo de Virion se lo agenciaba como podía. Vistieron los uniformes de unos guardias a los que mataron en una trifulca, con los cuales se presentaban a requisar comida y bebida en los pueblos por donde pasaban. Horech los observaba, sin hacer mayor comentario.
Cuando por segunda vez le preguntó si fue él quien mató a Thesalos, Virion comprendió que no tenía sentido seguir ocultando su identidad. Horech pidió que le contara como lo hizo, comentando que Thesalos nunca le había caído bien. Luego le preguntó por el nombre de Niki y Virion se lo dio. Preguntó también si ella los estaba guiando hacia algún lugar preciso. Aunque en realidad era más una afirmación que una pregunta. Virion se lo confirmó, diciendo que no era la primera vez que lo hacía.
Al quedar las identidades descubiertas y saber que Horech era aliado y no enemigo, el ambiente en el grupo se tornó mucho más llevadero. Siguieron rumbo juntos.
En cuanto a la verdadera Luna, fue vendida por una botella de vino como una esclava sin valor, por sus brazos rotos y la demencia que le atribuían. Ella, que maltrataba a sus esclavos, castrándolos ni bien llegaban a ser su propiedad, pasó a ser esclava. Ella, quien citó a Taida en su restaurant preferido, donde un esclavo hambriento las miraba comer desde su jaula, cosa que hacía la comida más sabrosa. Pero ahora, con los brazos destrozados, no podía hacer ningún encantamiento ni invocar a ningún mago para que la rescatara de la situación en la que se encontraba. No le quedaba otra que darle vueltas a la rueda del pozo que irrigaba los campos, a la que estaba sujeta, convirtiéndose rápidamente en un animal, que sólo soñaba con que acabara el día para poder descansar. De nada sirvió que el mago que Taida envió a buscar el lugar de la muerte de Luna, pasara al lado de ésta, pues ni siquiera miró hacia donde se encontraban los esclavos. Y a ella, considerándola demente, le habían puesto un bozal para que no indispusiera con sus afirmaciones de grandeza a tan ilustres personajes.
En cuanto a Taida, preocupada por la suerte que había corrido Luna, trató de acercarse a las ruinas encantadas, pero se dio con la sorpresa de que éstas habían sido cercadas por los miembros de la Orden, cosa que iba contra todas las leyes del Imperio. Y más grave aún era que le negaran la entrada a ella, que ostentaba el cargo de prefecto, aunque no fuera esa su jurisdicción.
Al no lograr nada con la redada contra Virion, ni encontrar a Luna, retornó a su casa en la ciudad de Syrinx. Allí fue llamada, casi inmediatamente, para trabajar en el Castillo, vale decir, en el Servicio de Inteligencia del Imperio. Lo hizo, acompañada de Daazy, quien le pidió seguir trabajando con ella. Taida pasó a ocuparse del tema de los espectros, el cual llevaba el criptónimo de “acontecimientos”. Quien reinaba allí era Nerva, siguiendo Inms en segundo lugar.
Nerva le llamó severamente la atención, por haber mezclado los asuntos de estado con los del corazón, al armar la redada contra Virion. Le prohibió seguir con el tema, comentando filosóficamente que Nary no era el único hombre en el mundo.
Lo primero que hizo Taida, valiéndose del cargo de procuradora, que ostentaba oficialmente, fue enviar a un mago en busca del lugar de la muerte de Luna. Y es que, siguiendo la versión de Verez que vio como Niki la mató, confirmando luego Virion su deceso, todos la daban por muerta. Si bien Taida tenía la remota esperanza de encontrarla viva, sin poder explicarse su súbita desaparición. Y un mago tenía la capacidad de percibir el lugar de la muerte de otro mago. Y era un hecho que la muerte o desaparición de Luna, tenía que ver con un espectro, vale decir, con la esposa de Virion.
El mago emprendió viaje, llegando al lugar junto a la cascada. Logró rastrear los lugares de la muerte de varios magos, algunas sucedidas incluso cientos de años atrás. Pero no la de Luna.
Taida también se entrevistó con los pocos magos y sacerdotes que pudieran saber algo sobre la naturaleza de los espectros. Así fue como llegó donde el sacerdote Nabotar, quien a pesar de que los miembros de la Orden trataran de impedirlo, se vio obligado a conversar con ella sobre el tema.
¿Quiénes eran esos seres? ¿De dónde habían llegado? Nabotar dijo:
„- Es una raza mucho más antigua que el hombre. Estuvieron antes aquí - Contempló el libro extendido delante suyo, con el dibujo del eje del tiempo - Antes que nosotros.” *
Taida dijo algo sobre la Creación, a lo cual Nabotar le interrumpió con esta afirmación asombrosa:
„- No fueron los Dioses quienes los crearon”. **
Y señaló el Libro de la Creación diciendo que allí no había ni una sola palabra sobre el tema.
Luego comentaron que casi nadie se interesaba en los espectros, pues no entraban en conflicto con el poder. Más aún, había una gran mayoría de gente, que incluso, negaba su existencia. Pero no era el caso de la Orden, que les estaba siguiendo los pasos. ¿Por qué esa obsesión de la Orden para con los espectros? Nabotar se lo comentó a Taida de esta manera:
„ - Y no hay de que asombrarse. La Orden, seguramente, quiere conocer a través de ellos algo sobre la naturaleza de los Dioses.
- ¿En serio? ¿De quienes son los demonios del mal, en su razonamiento?
- Así es. Y es que los Dioses callan desde hace siglos, por lo que tal vez se les pueda sacar algo a los espectros.” ***
Otra posibilidad, dijo Nabotar, era que la Orden quisiera aprender las técnicas de los espectros, con el afán de utilizarlas posteriormente para sus propios fines. Era innegable, por ejemplo, que a los espectros les convenía, que mucha gente no creyera en ellos. Cosa que habían logrado de alguna manera.
Cierto tiempo después Nerva citó a Taida en un parque de la ciudad de Syrinx, donde le presentó a un oficial del Servicio del Tesoro. Éste le comentó que los espectros estaban juntando gigantescos atados de leña en diferentes lugares, para armar con ellos al prenderlos, una cruz de fuego que atravesara reinos y fronteras. Al cercar las ruinas junto a la cascada, donde había varios de esos atados, la Orden interfería directamente con el plan de esos seres. Más aún, al otro lado de la frontera, los miembros de la Orden habían disminuido esos atados al prender pequeñas fogatas en el bosque, con sus propias manos.
Posteriormente, en una conversación sostenida fuera del Castillo, donde hasta las paredes tenían oídos, Daazy le habló a Taida del Persecutor de sueños, personaje que utilizaba un ritual prohibido desde hace muchísimos años en el Imperio, al punto que muchos ya ni se acordaban de su existencia. Pero la Orden seguía utilizando sus habilidades. Daazy le dijo lo siguiente:
„- Un persecutor de sueños acecha a su víctima largamente. Lo invade de pesadillas, lo agota y luego conduce al suicidio. El fin ideal es lograr que la víctima se tire de un puente.” ****
Y continuó diciendo:
„- En el momento del salto, cuando en la mente del suicida suceden cosas terribles, pero aún vive, en el fragmento de ese instante los victimarios están en capacidad de entrar más profundamente. De penetrar en los sueños de las personas relacionadas con la víctima. Y tal vez lograr mucho más.” *****
Este dato llamó poderosamente la atención de Taida, pues fue justamente de un puente que Virion trató de lanzarse al vacío, antes de que lo rescatara la anciana que lo llevó donde Niki.
Luego hablaron sobre los atados de leña que los espectros estaban juntando en diferentes partes del mundo. ¿A quién querían hacerle llegar la señal de fuego que estaban armando sobre la Tierra? Daazy lo comentó suspirando:
„- Envían la señal a alguien que está mucho más arriba aún que los Dioses”. ******
Mientras todo esto sucedía, la Orden tampoco estaba cruzada de manos. Los miembros de la misma se acercaron donde Bowe, centurión del Ejército Imperial, quien estaba furioso, porque la pandilla de Virion le había causado varias bajas. Primero le preguntaron por Virion y su gente. Y luego el Maestro le pidió, diciendo que hablaba a nombre del Gran Maestro de la Orden y que pronto recibiría la petición por escrito, que dejara pasar al grupo de Virion libremente, adonde sea que pretendiera dirigirse.
Y así fue como los miembros de la Orden cruzaron la frontera del Imperio, tras de Niki que guiaba a la pandilla. Pero al llegar a la localidad de Vyreth se dieron con la sorpresa de que la gente que trabajaba para la Orden había fallado, al dejar entrar al grupo a la ciudad sin problemas. Cosa por la que fue severamente castigada. Una familia fue muerta y la casa de otra incendiada.
Luego Kepper, el Maestro de la Orden, acompañado de Ure, su discípulo predilecto, quien había de heredarlo en el cargo, fue a visitar al Persecutor de sueños. A Ure le llamó la atención la tez cadavérica del personaje.
El persecutor de sueños dijo que ya había dos espectros en la ciudad, pero que aún no se habían encontrado entre ellas. Dijo también que al ser dos, no podía seguirlas claramente con la mente, pues sus auras se entremezclaban. Ideó pues entrar en los sueños de Virion, pero para lograrlo necesitaba que una persona inocente se tirara del puente que quedaba frente a su casa.
Y así fue. Al día siguiente Kepper pidió a una joven que lo guiara, a cambio de una moneda, al local de los escribientes municipales que quedaba al otro lado del río. A medio camino Kepper y Ure regresaron por algo, que supuestamente habían olvidado, dejando a la chica justo al medio del puente. No está demás decir, que apenas se voltearon, la chica se lanzó desde el mismo.
Esa misma noche Virion y Niki, acompañados de Mano, con quien habían llegado a un acuerdo, se dirigieron a los pantanos en las afueras de la ciudad. Mano era hijo del comandante de la guardia del lugar, quien había sido muerto por unos bandidos. Los acompañaba su pequeña hermana Temla. Virion se topó al borde del pantano con la espectro Doña Pesadilla, que era quien reinaba allí. Ésta, al igual que Doña Nadie, metió la lengua dentro de su boca, identificando de esa manera su vínculo con el mundo de los espectros. Luego condujo a Virion a su choza, en una isla en medio del pantanal, donde le presentó a su esposo Soggo, quien era totalmente humano.
Fue un encuentro importantísimo para Virion, pues fue el primer hombre, en situación similar a él mismo, que conocía. Mientras que ambos conversaban, Niki y Pesadilla se lamían mutuamente, pues esa era la manera de conocerse entre las espectros. Mano yacía desmayado en un rincón y Temla devoraba todo con los ojos, con la curiosidad propia de los niños.
La conversación entre Virion y Soggo versó sobre la naturaleza de los espectros. Soggo le dijo que éstos se llamaban Náufragos a sí mismos. Le dijo también:
„Parece que llegaron a este mundo desde lejos. Y no sé, si los Dioses ya no estaban aquí, o si al contrario, se encontraron con ellos.” *******
Le dijo también:
„- Parece que este mundo resultó siendo una trampa para ellos. Una trampa sin salida, que se cerró de golpe.” ********
Hablaron luego de la leña que en inmensas cantidades las espectros estaban juntando para enviar una señal a alguien o algo. Soggo dijo que eso era importantísimo para ellas y que tal vez lo hicieran desde hace miles de años. Pero que sin embargo los miembros de la Orden estaban interfiriendo con ese trabajo, no sólo con el de Doña Nadie, sino también con el de Pesadilla. ¿Es qué acaso no había una fuerza capaz de oponerse a la Orden? Si la había y esa fuerza era el Imperio. Aunque, según Soggo, en ese momento la Orden estaba llevando la delantera. Entonces Virion dijo que había que aliarse con el Imperio.
Virion cayó rendido, soñando que estaba a punto de lanzarse desde un puente. Pero no llegó a hacerlo, pues ambas espectros lo despertaron a la fuerza, prohibiéndole volverse a dormir, para impedir que el Persecutor de sueños volviera a penetrar su mente. Sin embargo ya lo había hecho, por lo que consideraron que la choza de la isla ya no era un lugar seguro. Virion consideró entonces que lo mejor era partir todos hacia la comandancia de la guardia de Vyreth, donde además ya se hallaba el resto del grupo.
Ya en la comandancia, Virion, alentado por Niki y Pesadilla, trataba de no volverse a dormir, pero lo vencía el cansancio. Entonces ideó la siguiente treta: no concebiría ningún plan de acción, para poder dormir con la mente en blanco, sin que el Persecutor de sueños supiera qué pasos pensaba seguir. Quien idearía un plan sería Niki, sin compartirlo con Virion. Niki objetó diciendo que no tenía la inteligencia necesaria para adelantarse a los hechos y armar estrategias. Pero finalmente aceptó.
Los miembros de la Orden concibieron varias tretas para prender a Virion y utilizarlo a modo de anzuelo, para poder capturar a las dos espectros vivas. El Maestro estaba furioso al ver que falló la táctica del Persecutor de sueños. Allanó entonces las casas, de quienes le habían dicho, rendían culto a los espectros, para que le dijeran dónde hallarlas. Comenzó por la de una humilde lavandera y fue allí que Ure se percató con pavor, de que Kepper sentía placer al torturar a la gente. En respuesta, las espectros acogieron a la gente que las adoraba en la comandancia, dejando sus casas a disposición de los indigentes. De tal manera que la siguiente familia, víctima de la Orden, no tenía nada que ver con los espectros. La idea fue de Virion, quien ya se encontraba bien despierto.
El Maestro de la Orden, furioso por haberse visto burlado, tuvo que cambiar de táctica. Liberó al Persecutor de sueños, para que fuera a su casa y así acechar a Virion, quien seguramente iría a matarlo. Pero no contó con que Virion se adelantara a los hechos, esperando al Persecutor de sueños en su propia casa. Luego de asesinarlo, Virion se fugó por el desagüe. Tenía experiencia en ello, pues ya lo había hecho al fugarse de las cavernas, luego de escapar de la prisión en Mygarth.
Entonces los miembros de la Orden prendieron a Mano y la pequeña Temla y los encerraron en una jaula en la Plaza del Carnicero. A la mañana siguiente, se desató el enfrentamiento final, durante el cual Virion mató a Ure, mientras que Horech mató a Kepper. Los demás miembros de la Orden, que se encontraban en la ciudad, se rindieron.
De noche, luego de una efusiva despedida de Mano y Temla, el grupo de Virion, al que se sumaron Soggo y Pesadilla, estaba listo para partir. Mano, ya convertido en comandante de la guardia de la ciudad, les abrió una puerta en el muro de la misma, a cuya llave, sólo él tenía acceso, por la que salieron, para seguir su rumbo por el mundo.
En cuanto a Luna, siguió trabajando atada al pozo, habiendo perdido la esperanza de cambiar su suerte. Hasta que llegó el día en que ya no era necesario irrigar los campos y llegó la orden de seleccionar a los esclavos. Los que ya no servían para trabajar, como Luna, serían llevados a un bosque, donde les harían cavar sus propias tumbas, antes de matarlos a palazos, para desprenderse de ellos.
Iniciaron la marcha. Antes de llegar al bosque se toparon con una mujer ricamente vestida, con el rostro cubierto por un velo, la cual, montada sobre un hermoso caballo, parecía esperarlos a la vera del camino. A través de su sirviente le hizo llegar una moneda de plata al guardián de los esclavos, pidiéndole quedarse con uno de ellos. El hombre no se hizo de rogar, escogiendo la mujer a Luna.
La sentó sobre una piedra y le sirvió un brebaje de agua con miel y una pizca de vino para reconfortarla. Luego se arrodilló junto a ella, descubriendo su rostro por un momento. Luna reconoció en ella a Doña Nadie.
“- Eres un espectro.” ********* - constató Luna.
A lo que la mujer le respondió:
“- Y tú eres una maga, que a pesar de todo tiene suerte.” **********
Luego de volver a cubrirse el rostro, le entregó un rollo de papel, atado con una cinta de seda. Y se despidió diciéndole que esperaba no volver a verla nunca más, pues sólo estaba cumpliendo con el pedido de amigos comunes. Antes de partir, añadió:
“- Entrega el documento a los tuyos. (...) Para que no te maten, alimentándote de golpe hasta la saciedad.” ***********
Ni bien partió llegaron Taida y Daazy, cruzándose con ella en el camino. Habían llegado al lugar en respuesta a la carta de una desconocida, quien afirmaba tener algo interesante que mostrarles.
Se acercaron adonde estaba Luna, quien les entregó el rollo de papel, atado con una cinta de seda. Taida se arrodilló junto a ella y al rato, a través de la capa de polvo y suciedad que la cubría, logró reconocer a Luna.
El documento que les entregó era un tratado, escrito por el médico que dirigía el hospital del padre de Virion, indicando un tratamiento para recuperar a los esclavos de un estado de hambre e inanición. Y fue con una cinta de seda, con la que habían sido degolladas, tanto la superiora, como la chica que había abierto la puerta a la anciana y a Virion, el día en que fueron a recoger a Niki del convento. Taida comprendió que era la cinta con la que iba a ser ahorcada, pero que la vida le había sido perdonada.
¿Quién era aquella mujer extraña que le había perdonado la vida y devuelto a Luna?
“- Es Doña Nadie” - dijo Luna suspirando - „Un espectro.” ************
* Andrzej Ziemiański, „Virion. El adepto”, p. 301
** Op. cit., p. 303
*** Op. cit., p. 307
**** Op. cit., p. 434
***** Op. cit., p. 435
****** Op. cit., p. 440
******* Op. cit., p. 402
******** Op. cit., p. 403
********* Op. cit., p. 576
********** Op. cit., p. 576
*********** Op. cit., p. 576
************ Op. cit., p. 580
Traducción: Isabel Sabogal Dunin-Borkowski
Ficha bibliográfica:
Andrzej Ziemiański: „Virion. El adepto” (Virion. Adept)
Serie: „El Imperio de Acaya” (Imperium Achai)
Lublin, Editorial Fabryka Słów, 2019
Número de páginas: 580
Idioma: Polaco
Idioma: Polaco