Esta será una breve reseña del libro de relatos „El amigo del hombre” de Andrzej Pilipiuk. El primer relato del mismo, „Los espíritus de Poveglia” ya fue presentado en la entrada anterior de este blog. Así que aquí reseñaremos los tres relatos restantes.
La trama del relato titular, „El amigo del hombre” sucede setenta años después de que una epidemia arrasara con más del 97% de la población de Varsovia. Los personajes principales son dos hermanas, Hidropatía y Alucinación.
Las chicas se criaron entre los bosques que fueron cubriendo lo que alguna vez fuera la ciudad de Varsovia. Trabajan buscando cosas interesantes en las ruinas y los refugios de la ciudad. Los mejores trofeos van a parar donde el príncipe Oskar, lo demás puede servir en la comunidad de la que forman parte, en el distrito de Praga. Así es como dan con un robot en forma de un perrito faldero.
Al salir del refugio donde lo encontraron se percatan, de que la ciudad ha sido atacada por el enemigo. Escondiéndose entre la vegetación, logran llegar al antiguo distrito de Służewiec, donde se encuentra un convento, regentado por monjes guerreros. Allí el Padre Superior logra reactivar al robot, el cual manifiesta en lenguaje humano que se llama Azor y que ha sido diseñado para participar en la batalla y matar al enemigo, protegiendo de esa manera a su dueño. Y las hermanas, al encontrarlo desactivado junto a los restos de Anna, su dueña muerta durante la epidemia, se han convertido automáticamente en sus nuevas dueñas.
Azor ha sido reactivado justo a tiempo, antes del ataque de los turcos de Poznań, quienes saben que la población civil se ha refugiado en el convento. El perro se lanza al ataque, causando tremendas bajas en las filas enemigas, hasta que llegan los refuerzos enviados por el príncipe Oskar. Se puede decir pues que logra proteger, tanto a sus dueñas, como a la ciudad entera. Las chicas son conscientes de que en caso de caer en manos del invasor, serían violadas y sus hijos, al crecer, enviados como carne de cañón, para luchar en la infantería turca.
Luego de la batalla, las hermanas encuentran lo que queda del perrito entre los cuerpos muertos. Lo recogen, juntando sus fragmentos con mucho cariño y lo llevan de vuelta al refugio donde lo encontraron, depositando la bolsa con sus restos junto al cuerpo de Anna, su dueña eterna…
En el relato "Otras posibilidades", Robert Storm, personaje frecuente en los relatos de Pilipiuk, viaja una pequeña islita cerca de Creta, acompañado de los descendientes del conde Fryderyk Lipski.
Van en búsqueda de lo que, aparentemente, es parte de una herencia fabulosa. El conde, tatarabuelo de Anna y Piotr, habría participado en un ritual misterioso en una de las cuevas de la isla. Si bien no encuentran lo que buscaban, hacen un descubrimiento arqueológico importante.
Robert sugiere que tal vez el ritual habría servido para revivir al Minotauro y convertirlo en guardián de un tesoro escondido. Pero los hermanos Lipski le hacen ver lo descabellado de esa idea.
Sin embargo, al alejarse de la isla, donde sólo pastan cabras y ovejas, escuchan un mugido trágico, parecido al de un toro. Pero la oscuridad de la noche no les permite ver nada…
En el caso de “Nosotros, los héroes”, el doctor Paweł Skórzewski, otro personaje frecuente en los relatos de Pilipiuk, es requerido por los nazis, para colaborar en la creación de un arma biológica a difundirse en los campos de concentración. El médico acepta, pues de esa manera se salva de la ejecución inminente que lo espera en la prisión de Pawiak en Varsovia, donde se encuentra internado. Y es que fue apresado, al descubrirse que hacía llegar comida y vituallas al gueto de la ciudad.
La base de operaciones a la que lo llevan, se encuentra en Finlandia. Estando allí, logra engañar a los nazis, vale decir, los alemanes, haciéndoles creer que está cultivando el bacilo del sudor inglés. Luego de envenenarlos, rematando a algunos con sus propias armas, se fuga del campamento, acompañado de su compañero en la desgracia, el judío Aaron Weisbaum.
Como siempre el autor se dedica a moler a los alemanes. No dice, por ejemplo, que hablaron, sino que ladraron en alemán. O como cuando el doctor Skórzewski reflexiona, que los teutones tendrán que perder necesariamente la guerra, pues al orden que han concebido, se enfrentan naciones, cuya arma es el caos. Polacos, judíos, gitanos, ucranianos, soviéticos… Pueblos "cuyos representantes hacen cosas que no caben en la estrecha mentalidad alemana".* Palabras bastante controvertidas, por no decir menos.
* Andrzej Pilipiuk, „El amigo del hombre”, p. 324
Traducción: Isabel Sabogal Dunin-Borkowski
Ficha bibliográfica:
Andrzej Pilipiuk: „El amigo del hombre” (Przyjaciel człowieka)
Serie: „Los mundos de Pilipiuk” (Światy Pilipiuka), volumen XI
Lublin - Varsovia, Editorial Fabryka Słów, 2020
Idioma: Polaco