Isabel Sabogal D.
el día cinco de setiembre de 1989
(Estando a agosto del 2016, luego de haber tenido la experiencia de presentar varios libros, considero que este texto no refleja ni en lo más mínimo el complejo universo de la novela).
Con Gerard Szkudlarski. Lima, Miraflores, 1988 |
Esta es la mañana acaecida eternamente de la que tanto hablan los poetas. Mañana ansiada, acaecida eternamente.
Esta es la mañana acaecida eternamente y jamás se repetirá una mañana y una felicidad como ésta.
Esta es la mañana que he añorado desde hace tantos siglos, Mrs. Dalloway. La mañana ansiada, acaecida eternamente, que vive en la memoria de pueblos y ciudades y de la que te hablara el poeta visionario. La mañana que ya se está dando y que jamás volverá a repetirse, de lo cual ni siquiera nos percatamos, creyendo simplemente que es una mañana más de las miles de mañanas de nuestras vidas.
Y sin embargo es la mañana única e irrepetible en la que se consuman todas las mañanas del mundo, todas las que nos tocó y tocará vivir. Jamás el correr de las olas del mar tendrá la textura y la armonía del mar de esta mañana. Jamás habrá un amanecer tan radiante y tan lleno del canto de los pájaros como el de hoy. Y es como si todo el dolor del mundo hubiera desaparecido de golpe, como si todas las violaciones, vejaciones y traiciones de las que fuimos objeto hubieran sucedido y quedado en otras vidas o dimensiones de las que ni siquiera nos acordamos. Como si nos hubiéramos liberado de esa carga para siempre, volviendo a la prístina inocencia de la primera infancia. Y ya no importa ni siquiera la libertad arrancada al alborar la vida. Ya no importa nada, ni el pasado, ni el futuro, tan sólo esta mañana eterna, a la que ni siquiera se le puede llamar presente. Y quedarnos con el recuerdo de esta mañana ha de bastarnos desde ahora y para siempre, por toda la eternidad que hemos de llevar hacia adelante.
Ya no habrá ni comienzo ni fin del mundo, se están dando y se seguirán dando eternamente, en una reconstrucción perpetua del jardín del Edén.
Lima, Miraflores, mayo del 2007
La Luna en Casa IX se define como una añoranza de países y lugares lejanos, lo cual tal vez también se pueda entender como una añoranza por las culturas lejanas, tanto en el espacio como en el tiempo. Como si se fuera de todas partes y a la vez de ninguna. Como si algunos países o culturas con los que te identificas fueran tu patria y a la vez no lo fueran, porque por la Conjunción del Sol y Venus con Mercurio, regente de tu Casa IV sabes que amarás a esta patria en la que has nacido como a ninguna y que no habrá nada que la pueda sustituir.
Lima, cuatro de mayo del 2006
Uno es del lugar en el que ha nacido y de los lugares en los que ha vivido, pero uno también es de los idiomas que habla, de los libros y películas que ha leído y visto en esos idiomas. Cuando se pierde un idioma se pierden también elementos de la cultura basada en ese idioma que ya jamás serán recuperables.
Lima, tres de diciembre del 2007