viernes, 26 de julio de 2019

Sobre el segundo tomo de la novela "Virion" de Andrzej Ziemiański


Esta será una breve reseña del libro “Virion. La redada”, segundo tomo de la novela “Virion” de Andrzej Ziemiański, la cual forma parte de la serie “El Imperio de Acaya”. Sugerimos al lector leer antes la reseña del primer tomo de la misma, para facilitar la comprensión del texto.

Luego de haber matado a Nary y su gente, Virion y Niki se establecieron en un pueblo de leñadores, al borde de la frontera. Era un lugar donde se necesitaba mano de obra a gritos, pues la mayoría de hombres en edad de trabajar había partido a buscar suerte en un lugar cercano, donde se había encontrado oro. Nadie le preguntó pues, de donde venía, ni si tenía alguna razón para fugarse. Si bien se diferenciaba de los demás hombres del lugar por su lenguaje refinado, modales y conocimiento y por tener a una hermosura como Niki por esposa. Dijo que Niki era muda de nacimiento, con lo que zanjó con las preguntas de porqué no hablaba. Pero Ane, una de las vecinas, reconoció que era un espectro y le trajo una guirnalda de flores a escondidas, que le entregó arrodillándose delante de ella, agradeciéndole por haber llegado al pueblo. Virion le preguntó por qué hacía eso, a lo que ella respondió que se crió en un pueblo donde se hacía ofrendas a los espectros.
Alquilaron una casita en las afueras del pueblo, al borde del bosque. Los lugareños eran gente sencilla que los ayudó a establecerse. En la mañana pasaban frente a la casa, llamando a Virion, para que se uniera al grupo. Empezó cortando ramas y con los días fue adquiriendo la fuerza y habilidad que hacía, que lo que al comienzo le pareciera arduo, se volviera fácil. Cuando le preguntaron a qué se dedicaba antes, dijo que había sido ayudante de médico.
Niki lo esperaba en casa. Al regresar del bosque, Virion primero cocinaba y luego la sentaba a su lado y le enseñaba a hablar, dibujándole diferentes objetos en una pizarrita. Niki iba despertando poco a poco. Y sin darse cuenta, se enamoró perdidamente de ella.
Cierta vez en invierno, Virion salió desarmado a traer agua del arroyo, a pesar de las múltiples advertencias que le habían hecho sobre la manada de lobos que pululaba en el bosque. Y efectivamente, al levantar la vista, vio a cuatro de esos animales delante suyo, interponiéndose en el camino a la casa.
En eso Niki apareció en la puerta.
- Virion - dijo, feliz de poder pronunciar al fin su nombre.
Luego pateó a uno de los lobos y lanzó a otro contra un árbol. Los animales se esfumaron, el último con el rabo entre las patas, aullando de dolor.

Fue realmente una época feliz y una remanso de paz en la vida de Virion. Pero lamentablemente no duró mucho. Pues Taida, al enterarse de que Virion había matado a su amante, montó en una furia descontrolada, decidiendo vengarse. Sin embargo, los métodos convencionales para capturar a Virion habían fallado, habiendo muerto todos sus persecutores, a excepción de Kila, a quien le perdonó la vida. Además la burocracia del Imperio era tan lenta, que la organización de la redada contra Virion podía demorar hasta tres años.
Viendo su desesperación, Daazy, secretario de Taida, le dio un pretexto para apurar la redada y sugirió usar métodos no convencionales. Para ello, la invitó a conversar junto a una fuente de agua, cuyo ruido impedía que quien no debiera, los escuchara. El pretexto era Verez, guerrillero que actuaba en la zona a la que se había fugado Virion y en la que se había descubierto una veta de oro. Se trataba de que la familia de Taida hiciera llegar la noticia del descubrimiento al Emperador, pues había gente interesada en que éste todavía no se enterara.
Luego le habló de Luna, maga especializada en buscar gente desaparecida. Pero Luna era muy muy carera y el Imperio no consideraba ese tipo de gastos para un caso como  ese, por lo que el dinero debía salir de las arcas de Taida. ¿Cómo haría para conseguir ese dinero? Taida prometió no matarlo, antes de que Daazy continuara con su idea, tan irrespetuosa, que no se atrevía a decirla en su presencia. Cobrando valor, Daazy le habló del prefecto Giron, quien mediante la extorsión, se había hecho de una considerable suma de dinero. Corría el rumor de que Giron tenía el retrato de Taida, escondido bajo los documentos de su estudio, pues ésta le gustaba mucho. Corría el rumor también de que gozaba humillando a sus amantes. Taida comprendió, sin que lo dijera directamente, que al entregarse a Giron, tendría el dinero suficiente para pagarle a Luna. Siguió pues el consejo de Daazy, logrando de esa manera que Giron le transfiriera el dinero a Luna. Lo hizo a pesar suyo, llorando por haberse tenido que prestar a ello.
Luego de recibir el dinero, Luna citó a Taida en su restaurant preferido en la ciudad de Syrinx. Allí un esclavo hambriento las miraba comer desde su jaula, cosa que hacía la comida más sabrosa. Luna llevaba puesta una casaca del Ejército de Troy y tenía un aspecto un tanto masculino. Taida recordó sin quererlo el dato que le había pasado Giron: que a Luna le gustaban las mujeres. Durante la conversación Luna le pidió a Taida que le entregue a Kila como esclavo.

Y se dio inicio a la redada. Se distribuyeron anuncios, ofreciendo una recompensa pecuniaria por la entrega de Virion y Verez, presentándolos como bandidos muy peligrosos. Pero por la cabeza de Virion era por la que se se ofrecía más dinero. 
A pesar de que en el pueblo usaba el sobrenombre de Vi, Virion y Niki se vieron obligados a abandonarlo. Antes de hacerlo, Virion venció a un grupo de, los así llamados, cazadores de premios, que pretendía capturarlo. Pero no era gente del pueblo, donde se había hecho querer al curar a algunas personas del lugar. Sin embargo, la única que lo defendió abiertamente fue Ane, quien había reconocido la naturaleza de Niki. Se les unió Brade, chico al que enderezó un brazo roto en la primera posada que encontraron; y posteriormente Ashelon.
Y así fue como emprendieron la vida de fugitivos, manteniéndose en la medida de lo posible, lo más lejos de los lugares habitados. La ayuda de Niki durante la travesía fue invalorable, pues tenía la capacidad de rastrear a la gente, sabiendo cuántas personas y de qué lado venían. Y decimos travesía, pues Niki los estaba guiando, directa y certeramente hacia un punto concreto. Si bien nadie, tal vez ni ella misma, que se guiaba por la fuerza del instinto, sabía cuál era. Demás está decir que la solidaridad que se creó entre los miembros del grupo era de vida o muerte.

Mientras tanto Luna partió, acompañada de Kila y un séquito de esclavos armados, a seguir los pasos de Virion y Niki. Antes de partir le hizo saber a Kila, que no lo hacía castrar, como a los demás esclavos de su propiedad, sólo porque estaban contra el tiempo. Formaba parte del séquito Anai, hombre especializado en lograr confesiones de la gente, sin dejar ni la menor huella visible de las torturas realizadas. Debía unírseles Horech, espadachín inspirado, con el encargo de prender vivo a Virion. Pero éste no llegaba, por haber caído en un estado etílico descontrolado. Por lo tanto Taida contrató para tal fin a un espadachín más joven, Thesalos, enviándolo donde Luna.
Luego de pasar por Marrenmat, Luna llegó a la zona fronteriza, por donde Virion se movía. Allí ordenó incendiar todos los pueblos aledaños, para que ni éste, ni su gente, pudieran obtener ayuda ni comida. 

Taida también partió, por su lado, con un séquito de gente armada, a la región donde se realizaba la redada. Al hacerlo estaba quebrando la ley del Imperio, pues no era una jurisdicción que le correspondía.

En medio de varias aventuras Niki condujo al grupo cerca de las ruinas de un castillo encantado, que quedaba no lejos de una cascada. Los lugareños decían que no era bueno adentrarse en ellas, pues penaban, pero al haberse incendiado sus viviendas, fueron a refugiarse allí. Y efectivamente, fueron atacados por el espectro Doña Nadie, que era quien reinaba en las ruinas.
A pedido de Niki, Virion dejó atrás al grupo, entrando solo al lugar. Doña Nadie se le acercó, lo olfateó y luego metió su lengua dentro de su boca, reconociendo así, su vínculo con el mundo de los espectros. Éste le pidió que dejara salir libres a los pobladores, que aún no había matado y que atacó furiosa porque habían utilizado la leña que ella consideraba suya. La espectro accedió a su pedido, dejándolos partir.

Y, aunque suene increíble, fue recién allí, al pie de las ruinas encantadas, delante de Doña Nadie, donde Virion y Niki se unieron físicamente. Durante la unión Virion tuvo un sinnúmero de visiones. "Vio el mundo sin colores ni medidas y sin el tiempo que fluía.” * Sintió ser parte de una tribu, esparcida por todo el mundo, que llevaba consigo el don. "La misión. El secreto que no debían conocer los humanos.” **
Ya formaban una unidad con Niki. „Un cuerpo, una mente, una sola voluntad.” ***
„- Ya eres uno de nosotros” - dijo, cuando finalizaron, Doña Nadie. - „Eres miembro de nuestra tribu.” ****

Ya anteriormente hubo algunas escaramuzas, durante las cuales, el grupo de Virion atacaba subrepticiamente al de Luna, produciéndole algunas bajas. Esto debido a que cierto día Niki despertó diciendo que había que matar a todos y Virion le dio la razón. ¿Por qué habían de estar siempre escapando? 
Pero el enfrentamiento frontal, durante el cual Brade y Ashelon perdieron la vida, se produjo, no lejos de las ruinas, después del encuentro con Doña Nadie. Luna estaba tan segura del triunfo, que ordenó prender vivos a Virion y Niki. Y es que, durante la travesía, se había percatado que Niki no era humana y pretendía estudiarla. Pero no contaba con que fuera Virion quien matara a Thesalos. 
En medio de la trifulca, durante la cual Virion trataba de rescatar a Niki, apareció Verez con su gente, tomando el control de la situación. Éste declaró que quienes saltaran al abismo de la cascada y se salvaran, podían partir libres. Los hombres del séquito de Luna fueron saltando, uno por uno hacia una muerte segura, para mayor diversión y regocijo de Verez y sus guerrilleros.
Aran, quien defendía a Luna, cayó muerto de mano de Virion. Anai y Kila declararon estar del lado de Virion, siendo tildados por Luna de traidores. Finalmente, a la orden de Verez, quien quería dar más diversión a sus hombres, Niki se lanzó sobre Luna, rompiéndole los brazos, en un enfrentamiento mortal.
Al constatar Virion que Luna estaba muerta, Niki se puso la casaca del Ejército de Troy, que ésta usaba. Verez presentó sus respetos a Virion y Niki, dejándolos partir, en compañía de Anai y Kila.

Al retirarse todos, Luna se despertó y levantó, pues no estaba muerta, sino que había utilizado sus poderes mágicos para aparentarlo. En cuanto escuchó voces, salió al encuentro de los hombres que pasaban por el lugar, en busca de ayuda. Pero éstos al escucharla decir que era una maga poderosa, procedente de Syrinx, la tomaron por demente. Lo único que logró fue que la violaran y prendieran para venderla como esclava, conjuntamente con la gente de los pueblos, que ella misma había ordenado incendiar. Y Luna, con sus brazos rotos, no podía producir ningún encantamiento que la protegiera.

El tercer tomo finaliza con Horech topándose en medio del bosque, con el grupo de Virion, a quien había venido  a prender.


* Andrzej Ziemiański, „Virion. La redada”, p. 353
** Op. cit., p. 354
*** Op. cit., p. 354
**** Op. cit., p. 354
Traducción: Isabel Sabogal Dunin-Borkowski

Ficha bibliográfica:
Andrzej Ziemiański: „Virion. La redada” (Virion. Obława)
Serie: „El Imperio de Acaya” (Imperium Achai)
Lublin, Editorial Fabryka Słów, 2018
Número de páginas: 506
Idioma: Polaco


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