Cuando uno llega a un lugar nuevo, primero debe aprenderlo. Conocerlo. No sólo donde queda la posada, la estación de caravanas o la casa donde habita; o cómo llegar al mercado o a algún lugar donde comprar comida. Debe aprender también de las costumbres locales y siquiera algunas palabras de la lengua que hablan los habitantes; conocer los aromas, sabores, sonidos y colores del sitio al que ha llegado. Debe permitir que ese lugar lo cambie un poco.
Jarosław Grzędowicz: „El Señor del Jardín de Hielo”, tomo IV
Traducción del polaco: Isabel Sabogal Dunin-Borkowski
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