martes, 3 de enero de 2023

Algunas reflexiones en torno a las notas al pie de páginas poéticas

Hace algunos meses, leyendo a Marco Martos me preguntaba qué sentido tiene escribir poesía, cuando todo el tiempo tienes que recurrir, a falta de notas, a Wikipedia. ¿Acaso la obra no debería defenderse por sí sola?
Habla, por ejemplo, de Riquelme. ¿Y quién era Riquelme?, me dije yo. Ahora ya sé que era quien llevaba la cuenta del oro robado/ conquistado a nombre de la Corona Española. Y quien insistía además en la necesidad de ajusticiar a Atahualpa. ¿Debería saber eso, siendo peruana de nacimiento? Probablemente sí, pero no lo sabía. 
Ese es tan sólo un ejemplo, pero alude a otros nombres y apellidos más difíciles. Caminando, por ejemplo, por las calles de Trieste, se acuerda de Italo Svevo. ¿Y quién era Italo Svevo? Da vergüenza decirlo, pero allí va otra mirada a wikipedia. Y es que por allí me sonaba que Italo Svevo era un escritor italiano, pero no sabía nada más al respecto.
Si yo caminara por Trieste, lo asociaría con el puerto del Imperio Austrohúngaro y con el castillo donde Maximiliano de Habsburgo selló su sentencia de muerte, al aceptar ser Emperador de México. (Y ya que toda asociación va marcada por nuestras experiencias personales, tal vez ésta se deba, a mi reciente visita a la capital azteca...).


En el caso del poemario „Moja jest ta ziemia” (Ésta es mi tierra) de Martyna Buliżańska, he debido acudir a google prácticamente en cada poema. Pero no me que quejo, pues gracias a eso, he descubierto páginas y conceptos interesantes. Me enteré por ejemplo, que en el judaísmo tradicional se llama Neshama Yetera al alma adicional, que ofrece Dios a sus seguidores, el día del Sabatt.


El otro extremo es el caso de "Sisma. Poema documental” de Paul Guillén. Al leerlo no tuve que acudir a google ni wikipedia, porque las notas están al final del libro. Eso, obviamente, facilita mucho la lectura. Pero, ¿hasta qué punto tiene sentido publicar un libro, en el que los poemas tienen dos, tres o hasta cuatro notas?

Y allí va la pregunta clave. ¿Cuál es el límite en el que considero que debo poner notas para hacer comprensible lo que escribo? ¿Acaso mi poema "Cayara" es comprensible para alguien ajeno al mundo andino? Obviamente no. ¿Debí poner alguna nota en el libro? ¿Debería ponerlas en el blog? ¿O debería dejar que los críticos, ajenos al mundo andino, se rompan la cabeza? (En el caso de Paul Guillén sí lo entendió, lo cual implica nuestro conocimiento y/o pertenencia mutua al mundo andino).


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