Esta será una breve reseña de la novela "Evna" de Siri Pettersen, la tercera y última de la saga "Los anillos del cuervo".
Al igual que en "La putrefacción", la segunda novela de la saga, que comentamos anteriormente, Hirka, luego de haber atravesado el umbral entre los mundos, se encuentra de pronto en un universo extraño, cuyas reglas absolutamente desconoce. Con la salvedad de que aquí sí hay alguien que ha venido a recibirla al lugar adonde llega. Se trata de la umpiri Skerri, quien tiene el encargo de saludarla y de propiciar que aprenda los rudimentos del idioma y las costumbres del lugar durante la travesía de varios días hacia Ginnungad, la capital de ese mundo. Para ello llega al segundo día la lingüista Oni, políglota por naturaleza, a quien dos años atrás habían encargado que aprendiera la lengua de Ym. Ahora entiende el porqué.
Al igual que en "La putrefacción", la segunda novela de la saga, que comentamos anteriormente, Hirka, luego de haber atravesado el umbral entre los mundos, se encuentra de pronto en un universo extraño, cuyas reglas absolutamente desconoce. Con la salvedad de que aquí sí hay alguien que ha venido a recibirla al lugar adonde llega. Se trata de la umpiri Skerri, quien tiene el encargo de saludarla y de propiciar que aprenda los rudimentos del idioma y las costumbres del lugar durante la travesía de varios días hacia Ginnungad, la capital de ese mundo. Para ello llega al segundo día la lingüista Oni, políglota por naturaleza, a quien dos años atrás habían encargado que aprendiera la lengua de Ym. Ahora entiende el porqué.
Se trata de una sociedad, rígidamente dividida en castas, cuya jerarquía vamos conociendo parcialmente a través de los ojos de Hirka. La casta más alta es la de los dreyri, los de la primera sangre, a la que Hirka pertenece. Esta casta está conformada por varias casas familiares de jerarquía mutable entre sí, como veremos más adelante. Y estos linajes son las que conforman el Concejo que gobierna Dreysíl, el mundo de los umpiri. Hirka pertenece a la Casa de Modrasme.
Están los sirvientes, a cuya casta pertenece Oni. Están los miserables que no tienen casa. Y muchos grupos intermedios más.
Y está el grupo social más bajo, el de los kwessar, los caídos, quienes llevan una señal marcada en la frente. Uno de ellos es Keskolail, a quien Hirka salva de la muerte y de quien se hace amiga. Y se les llama caídos, porque no lo son de nacimiento, sino porque han caído a ese estado por un delito cometido. Con la salvedad de que la palabra "delito" tiene una acepción bastante particular entre los umpiri.
En Dreysíl están además los Videntes. No uno, sino varios, a diferencia de Ym. Uno de ellos, ser extraño, semiumpiri y semicuervo, se convierte en el maestro de Hirka.
Llegando a Ginnungad, ciudad situada en el cráter de un volcán, Hirka conoce a su familia. A su abuelo Raun, a su abuela Uhere, a Modrasme, la matriarca del clan, quien tiene ya más de tres mil años, y a algunos parientes más. Quien más se alegra de su llegada es el abuelo, feliz de tener a quien transmitirle sus conocimientos, por ejemplo, respecto a la lucha con palos, deporte practicado con asiduidad por los umpiri. A través de él, Hirka se entera, de que Skerri fue novia de su padre, Graal. Que parecían estar hechos el uno para el otro, y que después de que Graal quedara desterrado de por siempre en el mundo de los humanos, Skerri no estuvo ya con nadie más. La existencia misma de Hirka le duele en lo más profundo del ser, pues es la prueba palpable de que en cambio, Graal sí estuvo con alguna hermosa humana. Es por eso que la maltrata y la insulta, llamándola despectivamente gweni, nombre con el cual los umpiri designan a todas las hembras no umpiri del universo, sean éstas humanas, aetling o animales. El abuelo también está feliz, porque Hirka resarce a la familia, la cual había caído en la ignominia, al tener a un hijo traidor - Naiell, un hijo desterrado - Graal, y ningún descendiente más. Y es que los umpiri tienen mucha dificultad para concebir.
El clan de los Modrasme ha esperado pacientemente mil años, hasta la llegada de Hirka y su presentación a la Casa de Hod, para poder volver a remontar. Ella, desde su llegada, ha sido instruida para presentarse como Hirka, hija de Graal, hijo de Raun de la Casa de Modrasme, la trigésimo tercera, y como tal, es aceptada por la Casa de Hod. En consecuencia la Casa de Modrasme asciende a ser la séptima en jerarquía en el Concejo de los umpiri.
Y eso que Hirka es tan sólo medio umpiri, lo cual se nota en su aspecto de humana. No tiene garras, sus caninos no son tan filudos ni sobresalen, y sus ojos tienen iris y pupila, no son una masa blanca o negra como los de los umpiri, lo cual hizo que los aetling les pusieran el sobrenombre de ciegos. Físicamente ha heredado tan sólo el color rojizo del cabello de su abuelo Raun. Pero tiene otras capacidades, como la de reconocer los tipos de seres con el olfato, o saber de antemano si alguien morirá o no. Y su sangre, como ya comentamos anteriormente, tiene poder curativo.
Simultáneamente nos vamos enterando, de lo que mientras tanto sucede en las comarcas de Ym, vale decir, en el mundo de los aetling. Garm Darkdaggar, uno de los miembros del Concejo, hace asesinar a sus opositores y envenena al grupo de guerreros, llamado las Sombras Oscuras. Sin embargo, cuarenta de ellos sobreviven. Uno de los sobrevivientes es Rime, el amado de Hirka, quien se hace cargo del grupo, reemplazando a Orja, quien murió envenenada.
Hacia el final de la novela, Hirka atraviesa el portal que divide ambos mundos, liderando a los umpiri, quienes en alianza con Rime y Eirik, se enfrentan y derrotan a Garm Darkdaggar, el usurpador. Eirik es el rey de la Corte de Cuervos en las comarcas de Ym. A cambio Eirik permite que los kwessar y los sin casa habiten en sus tierras como seres libres. Así que la profecía de la primera novela de la saga se cumple. Hirka, la hija de Odín, ha abierto las puertas para que los nárbyrn, umpiri o ciegos a la tierra, entren a las comarcas de Ym. Pero éstos ya dejaron de ser ciegos. Hirka ha logrado curar los ramales de Evna, la energía primordial, que ahora llega hasta Dreysíl, y que los umpiri desde hacía mil años, esperaban recuperar.
Hirka ya conoce los tres mundos, el de los humanos, los aetling y los umpiri. Pero gracias a un mapa de los mundos, del que se hizo poseedora, sabe que hay muchos mundos más. Sabe también, que por su naturaleza, será siempre ajena a cualquiera de estos mismos. Sabe que su destino es estar en continuo movimiento entre los mundos, llevando lo mejor de un mundo a otro. Y como además, ha logrado la capacidad de convertirse en cuervo y de luego, retomar su forma humana, puede pasar desapercibida con mayor facilidad.
La novela finaliza con Hirka, acompañada de Rime, lanzándose al espacio entre los mundos.
Isabel Sabogal Dunin-Borkowski
Siri Pettersen: "Evna"
Saga: "Los anillos del cuervo" (Krucze pierścienie)
Traducción del noruego al polaco: Anna Krochmal y Robert Kędzierski
Poznań, Editorial Rebis, 2016
Número de páginas: 528
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