miércoles, 13 de junio de 2007

Sobre Isabel Sabogal

Suele decirse que toda interpretación es a la vez una traición. “Traduttore tradittore” dice un dicho italiano. Esto podemos aplicarlo, ya sea, a la interpretación como traducción, esto es, de un idioma a otro, a la interpretación de la realidad social o cultural circundante (sociología, antropología), a la interpretación de los hechos (historia) o a la interpretación de una o varias obras artísticas, incluida la literatura (crítica literaria).
En cuanto a la crítica literaria peruana, considero al igual que González Vigil y otros que se ha abusado mucho del concepto de “generaciones”. La generación del 50, del 70, del 80, del 90, etc. Pues una generación presupone, no sólo el haber nacido o el haber comenzado a publicar en el mismo idioma, espacio geográfico y en un lapso de tiempo similar, sino el haber compartido espacios comunes, así como un mínimo común denominador en cuanto a estilo y en cuanto a temas literarios. Según Ortega y Gasset este lapso de tiempo es de quince años, si bien algunos críticos de la escena nacional lo redujeron a diez, e incluso menos.
Es comprensible que la crítica literaria como cualquier disciplina, necesite categorizar para poder analizar, pero toda categorización es limitante por definición. ¿Pues que podemos decir de quienes nacieron en el mismo espacio geográfico, pero llevaron una vida un tanto nómade, nutriéndose de diferentes culturas y modus vivendi, escribiendo en más de una lengua, sobre temas totalmente disímiles a los de la generación “que les corresponde” y en un estilo totalmente diferente?
Es el caso de Isabel Sabogal, quien si bien es limeña de nacimiento pasó la mitad de su vida fuera de Lima, viviendo en lugares tan disímiles como pueden serlo Varsovia y Cracovia en Polonia o Huaraz y Cusco en el Perú.
- Al año me llevaron a México – nos cuenta Isabel – me regresaron a los dos años, y si bien no recuerdo nada de eso, algo debe haber quedado en mi memoria subconsciente. Cumplí diez años en altamar, en medio del Atlántico. Hice cuarto grado de primaria en Gottingen, en Alemania. Aprendí el alemán, sé que lo hablé bien, pues recuerdo el contenido de libros que leí en alemán, pero ya olvidé el idioma.
Su primera lengua literaria fue el polaco, lengua en la que escribió su primera novela, a los doce años de edad, cuando vivía en Varsovia. Retornó luego con su familia a Lima, pero siguió escribiendo en polaco durante muchos años, mientras finalizaba el colegio, y mientras estudiaba Lingüística y Literatura en la Universidad Católica de Lima.
- Me costó mucho cambiar de lengua literaria – nos cuenta Isabel – Lo logré intentanto traducir una novela, aún inédita, que escribí durante cinco años, al castellano, pero en realidad lo que hice fue escribir otra novela. Esta novela se publica en Lima en 1989 con el título Entre el Cielo y el Infierno, un Universo dividido con Ignacio Prado Pastor Editor, reeditándose en 1993.
De la novela se pasa al relato y de allí a la poesía. Curiosamente, lo primero que publica es el poemario Requiebros vanos, con Ignacio Prado Pastor Editor, Lima, 1988.
En 1989 viaja a Polonia con una beca para traducir literatura polaca al castellano, otorgada por el Ministerio de Arte y Cultura de Varsovia.
En Polonia se hace traductora jurada del polaco al castellano. Dicta cátedra en la Universidad Jagiellónica de Cracovia del curso “Aproximación al mundo andino”. Publica apenas un relato y un fragmento de su novela inédita en la prensa polaca. En 1998 decide regresar con su familia al Perú, luego de una estadía de nueve años en Polonia, tanto en Cracovia, como en el campo de Cracovia.
- Puedo decir que así como conozco el Perú profundo, así también conozco la Polonia profunda – nos dice Isabel – La mayoría de la gente de mi edad salió del Perú para no regresar y 1989 fue el año en el que más gente salió en aquella época. Sin embargo, nosotros regresamos. Llegué a la conclusión de que no podía vivir fuera del Perú. Me despertaba llorando, soñando con el olor a eucalipto. Pero, gracias a Dios, nos libramos del paquetazo y de la época de mayor crisis en el país.
Se establece con su familia en el Cusco, donde en el 2000 es candidata al Congreso de la República por Perú Posible con el Nº 63. Trabaja con turistas franceses y polacos. Participa activamente en la vida literaria y cultural de la ciudad. Desde el 2002 ha publicado periódicamente su poesía en el diario “El Sol” del Cusco. Estos poemas forman parte del poemario Todo está hecho a la medida de ti misma, aún inédito en forma de libro. Isabel agradece la acogida que su poesía tuvo entre la población cusqueña.
En Cusco participa en la organización del III Encuentro Sur – Peruano de Escritoras en el 2003, en el Comité Cívico de Defensa del Patrimonio Cultural del Cusco, en la Asociación de Escritoras del Cusco y en la Asociación de Artistas del Cusco.
En el año 2005 retorna a Lima, después de dieciséis años de ausencia. Trabaja en turismo receptivo y como traductora del polaco al castellano y viceversa, autorizada por la Embajada de Polonia en Lima.
La antología Poesía, Perú s. XXI, publicada el 2007 en Lima por la fundación Yacana incluye dos poemas suyos: Cayara y Todo está hecho a la medida de ti misma, así como algunos poemas de su hija Alejandra Málaga Sabogal.

Esta pequeña introducción biográfica nos permite presentar al personaje y a su vez argumentar que el análisis de su obra, categorizándola en función de generaciones, ya sea dentro o fuera del Perú, no encaja. Si bien cronológicamente le correspondería pertenecer a la así llamada “generación de los ochenta”. Como ella misma dice:
- Muchos de nosotros, poetas y escritores, nos identificamos con determinadas escuelas, tendencias poéticas, ligadas a un lugar y una generación determinada, y que se van definiendo en conversaciones de café y en tertulias interminables. Otros lo hacemos en la soledad, independientemente de lo que hagan nuestros coetáneos, nutriéndonos directamente de las fuentes clásicas. Es con estos últimos, con los que me identifico.

Lima, 2006


Lo escribí en tercera persona en respuesta a algunos comentarios e interrogantes sobre mi persona, tales como la pregunta clásica: "¿A que generación perteneces?".