domingo, 30 de diciembre de 2012

Exposición de José Sabogal en Cracovia en 1998


En agosto de 1998 expusimos 20 piezas de mi abuelo José Sabogal Diéguez en la ciudad de Cracovia, Polonia. Organizó la exposición mi esposo, Fernando Málaga Málaga. A la derecha un recorte de la prensa polaca sobre el tema, cuyo título significa "Pintar el mundo".
Las mismas piezas se expusieron antes en las ciudades de Praga, Zagreb y Belgrado.


sábado, 1 de diciembre de 2012

Jorge Monteza: "Poesía escogida" de Milosz

A pesar de tener un nombre tan difícil de pronunciar para nosotros los hispanohablantes; Czeslaw Milosz es un poeta polaco que, debemos deducir, escribe originalmente con un lenguaje claro y cristalino como el agua. Pues ese es uno de los rasgos más sobresalientes de la traducción española de Isabel Sabogal en este texto Poesía escogida (Lima, Ediciones del Hipocampo, 2012). Milosz es poco conocido en nuestro medio, a pesar de ser un Premio Nobel (1980), pero precisamente para nuestro medio su poesía puede ofrecer, además de la belleza natural y carga significativa que todo buen poema posee, sentidos que atañen directamente a nuestra realidad cultural. Y con “nuestro medio” me refiero al Perú, a nuestro Perú de ricas montañas, hermosas tierras y risueñas playas, como dice la canción, en cuyo amplio territorio nuestra diversidad cultural es riqueza solo en teoría y en los slogans de la Marca Perú para fines comerciales, en la práctica las segregaciones culturales y raciales, y absurdos chauvinismos son casi un hábito entre nosotros. Digo que la poesía de Milosz es pertinente para este aspecto de nuestra realidad porque él representó, en cuerpo y alma, (preciso es entender que el alma del poeta está en sus palabras) la lucha contra los totalitarismos y las segregaciones que le han costado el exilio y el rechazo de algunos incluso compatriotas.
Czeslaw Milosz nació en Lituania pero es considerado polaco por el idioma que optó. El pueblo donde nació, Seteniai, perteneció a la Rusia zarista, ahora a la República de Lituania donde, cómo no, “se entrecruzan varias vertientes culturales ligadas a determinada religión o idioma” (I. Sabogal). Lituania en el mapa a veces figura como parte de Europa oriental y otras como parte de Europa occidental, por hallarse en el límite entre ambas. El lugar donde nació el poeta es por demás “un territorio de fronteras movedizas”. Esta circunstancia es una de las marcas de la poesía de Milosz que ha sido felizmente captada por Isabel Saboga en este libro, tan así que el primer poema con el que empieza titula EN MI PATRIA. Que dice: En mi patria a la que jamás volveré / hay un lago inmenso en medio del bosque, / y nubes anchas, deshechas, hermosas / lo recuerdo al echar la mirada hacia atrás. / Y el murmullo de aguas quietas en un atardecer oscuro, / Y el fondo, de hierba espinosa cubierto, / el grito de gaviotas negras, lo rojo de los atardeceres fríos, / el vehemente silbido de las cercetas en lo alto. / Duerme en mi cielo ese lago de espinas, / me inclino y veo allí al fondo / el brillo de mi vida. Y aquello que me aterra, / está allí hasta que la muerte me configure por los siglos.
La imagen del poema es poderosa: el cielo que se refleja en el lago permite concebir también la imagen de ese lago en el cielo, que a diferencia del lago de la tierra este se mueve, en tanto el poeta se mueva. Y en el fondo de ese lago del cielo personal, movible se halla el brillo y lo que le aterra de su vida hasta la muerte. Este poema, como en general buena parte de la poesía de Milosz, es uno de los que mejor expresa la idea de que la patria no está en un territorio sino que está interiorizada en los sujetos que viven esa patria aunque estén pisando diversos suelos. Se expresa la idea de que la patria y la cultura se llevan la lengua que uno habla y la historia de esa lengua. De ahí que, por ejemplo, se pueda establecer un vínculo, a primera vista inimaginable, entre Milosz y Arguedas, pues el escritor peruano acaso no crea una imagen semejante al lago de Milosz, con aquel bello título Los ríos profundos, donde podía encontrar lo más esencial de su ser cultural y su ser humano, aquel escritor que se sentía como un demonio feliz por ser un peruano que orgullosamente hablaba en cristiano y en indio. Que sostuvo que cualquier sujeto no engrilletado por el egoísmo y la estupidez puede vivir feliz todas las patrias. Milosz explora una vez más ese sentimiento a manera un ars poética en el micropoema Hipótesis: Si es que, dijo, escribías en polaco / para castigarte por tus pecados, serás redimido. En ambos casos subyace la noción, más aún, de que la patria también se hace con palabras. Acaso no es también el sino de Isabel Sabogal que viviendo las dos culturas, la polaca y la peruana, está viviendo feliz sus patrias al mismo tiempo que las recrea.
                                                                           
Jorge Monteza

Texto de presentación del libro
el día 13 de noviembre del 2012
en la Sala Polivalente de la Alianza Francesa 
Arequipa