
Incluso yo misma debo admitir, que a pesar de conocer, bastante bien la historia de Polonia y, mal que bien, la de sus lares circundantes, me enteré de algunas cosas, recién a través de esta película. Y es que ésta nos narra algunos hechos, tal vez menos conocidos, incluso para quienes procedan de los países en cuestión.
Se nos cuenta como luego de la Caída de Jerusalén, la reina Isabel de Hungría, convocó a la Orden de los Caballeros Teutónicos a su reino. Sin embargo, los parientes de la reina, al ver las ansias de poder de los teutones, con mucho alivio, facilitaron su salida hacia lo que ahora es el norte de Polonia, adonde llegaron invitados a luchar contra los paganos, por el príncipe Conrado de Mazovia.
Se nos cuenta también como la reina Jadwiga, tratando de evitar la guerra, y considerando que no era propio guerrear entre cristianos, fue a pertractar con los teutones, pero sin mayor éxito. La guerra entre los teutones y las fuerzas unidas de Polonia y de Lituania, que Jadwiga y su esposo representaban, tenía que darse necesariamente.
Y de como los propios burgueses de origen germánico, se declararon a favor del rey de Polonia, en detrimento del gobierno de los caballeros teutones. Y por último, como fue Martín Lutero quien convenció a Albrecht Hohenzollern, último Gran Maestre de la Orden Teutónica, a que se convierta al protestantismo, rompa con el papado y disuelva la orden, que ya no tenía razón de ser. Albrecht Honhenzollern, ya como príncipe laico, se sometió a Segismundo, rey de Polonia y Gran Duque de Lituania, y los terrenos que fueron parte de la Orden Teutónica, se convirtieron en el así llamado Ducado de Prusia, que formó parte del Reino de Polonia.
La película balancea pues, entre el documental y la representación histórica, la cual tal vez se pudo haber obviado, pues no está muy bien lograda. Pero así y todo sirve para aproximarnos a la realidad histórica que describe, por lo que la recomiendo a todos los interesados en el tema.