Hoy, luego de mucho tiempo, al fin salió el Sol en Miraflores, y pude darme el lujo de salir a caminar, luego de más de tres semanas de encierro, debido a una bronquitis aguda. Aclaro a quienes leen este blog desde otras latitudes, que en Lima el clima varía según el distrito, por lo que puse que salió el Sol en Miraflores y no que salió en Lima. Primero me tomé un café pasado en "El enano", sito en la esquina de las calles Chiclayo y Arica. Aclaro nuevamente a dichos lectores que los nombres de esas calles corresponden a los de ciudades ligadas a la historia del Perú, si bien Arica desde el fin de la Guerra del Pacífico, es decir desde hace más de un siglo, pertenece a Chile. Encontré una entrada en el blog en la nevera, en la que la autora se queja de no tener la capacidad para ir a tomarse un café sola. Yo felizmente si la poseo. Seguí luego mi camino y llegué a la cafetería de Compucenter, sito donde antes quedaba la preciosa Casa Marsano, que más que casa parecía un palacio, en la cuadra 50 de la Av. Arequipa. Otra calle más con el nombre de una ciudad del Perú. (Nota al margen: recomiendo a los lectores interesados en los nombres antiguos de las calles de Lima el blog Rumbo al Bicentenario de Juan Luis Orrego.) Allí me tomé un jugo de piña sin azúcar, mientras que luego de semanas revisaba la prensa local, para ponerme un tanto al día en cuanto a los referentes de la gente de mi edad y mi grupo social. Es decir revisé el diario "El Comercio" y un número antiguo de su suplemento "Somos", que es lo que esa gente se cree a pies juntillas como pura e infalible verdad. Revisé un número antiguo de la revista "Cosas" y me di el gusto de constatar que estaba también el número en el que sale la foto mía y de mis hermanas.
Te preguntarás, mi querido lector anónimo, que accediste casualmente a este blog desde el otro lado del planeta, y que ni siquiera me conoces, que importancia puede tener el que yo paseara por las calles soleadas del distrito limeño de Miraflores y porque habría de interesarte. El internet ha sido creado para compartir información importante, no chismes inocuos sobre gente desconocida, me dirás y tendrás toda la razón del mundo. El que otros lo hagan tampoco es una justificación. Mal de muchos, consuelo de tontos, como dice el dicho. Puedo aducir en mi defensa tan sólo que no gasto papel en ello, como lo hacen algunos. Hace unos años salió, por ejemplo, en Lima, un libro de Rafael M. C., en el que el autor, doctor en literatura y profesor en la materia, habla entre otros, de sus problemas de salud y se queja de que no puede tirarse a todas las chiquillas que se le cruzan en el camino como antaño. Ese es tan solo un ejemplo, pero la literatura, sobre todo la mala literatura, está plagada de ellos.
Te preguntarás también, mi querido lector anónimo, si no tengo nada más que hacer, aparte de pasear de un lugar a otro, tomando jugos y café. Lamentablemente no es así. Pero eso es tema de otra entrada.
Si ésta fuera una ciudad como Cusco, Cracovia o Venecia, o si aún estuviera en pie la Casa Marsano, ameritaría el que ponga una imagen, acompañando esta entrada. Pero, a pesar de todo el cariño que le tengo, lamentablemente no lo es. Y si bien no he firmado todas las entradas de este blog, no quiero abstenerme de firmar ésta simplemente como Isabel.
Si ésta fuera una ciudad como Cusco, Cracovia o Venecia, o si aún estuviera en pie la Casa Marsano, ameritaría el que ponga una imagen, acompañando esta entrada. Pero, a pesar de todo el cariño que le tengo, lamentablemente no lo es. Y si bien no he firmado todas las entradas de este blog, no quiero abstenerme de firmar ésta simplemente como Isabel.
Lima, agosto del 2013
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