He conocido a escritores limitados, incluso tontos. En cambio los traductores con que me topé, resultaban ser más inteligentes e interesantes que los autores a los que traducían. Esto sucede porque más reflexión exige la acción de traducir que la de "crear". Émile Cioran: "Confidencias y anatemas" Cracovia, Editorial Zielona Sowa, 2006 Retraducción del polaco y cortesía de Alhelí