Es indiscutible la influencia en mi novela de "El manuscrito encontrado en Zaragoza" de Jan Potocki, escritor polaco que escribía en francés, y que fue mi libro de cabecera mientras la escribía. Si quisiéramos resumir la novela de Potocki en una sola frase, diríamos lo que dije alguna vez, en una entrevista que me hicieron en Radio Programas del Perú: es sobre un personaje que tiene relaciones carnales con los demonios. Pero la obra es mucho más compleja, y al igual que la novela del siglo de oro español, está estructurada en base a diferentes historias que se entrelazan entre sí. La historia principal, la del capitán Alfonso van Worden, quien cae recurrentemente en los brazos de dos hermosas moras, para amanecer luego entre dos hermanos ahorcados, pareciera ser a ratos incluso un pretexto para dar cabida a otras historias y para reflexiones de orden, digámoslo así, filósofico. Personalmente me parece deliciosa la historia del cabalista judío y su hermana Rebeca, quienes desde niños se vieron obligados a aprender lenguas muertas y moribundas, se alimentaron, él de la carne de animales machos y ella de la carne de animales hembras y a quienes su padre, en el lecho de muerte, ordenó que desposaran, ella a los gemelos celestes Cástor y Pólux, por lo que debía esperar a que el Sol entrara en el signo de Géminis para poder invocarlos, y él a dos genios femeninos que debía invocar cuando el Sol pasara por el signo de Virgo. Aparentemente, fue la equivocación del cabalista, quien aturdido hizo las invocaciones al revés, atrayendo así a dos demonias en vez de dos genios benéficos femeninos, lo cual produjo la confusión en la que se vio envuelto Alfonso van Worden.
Publicado con ligeras modificaciones en la Gazetka "Dom Polski",
Publicado con ligeras modificaciones en la Gazetka "Dom Polski",
Lima, Perú, Octubre - Noviembre del 2013, N° 79
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