Esta será una breve reseña de la novela „Pero con nuestros muertos” del escritor polaco Jacek Dehnel.
La novela se inicia con el descubrimiento de unas cuantas tumbas destrozadas en el pueblo de Cikowice al sur de Polonia. Las autoridades creen que se trata de un caso de profanación de las mismas. Al lugar llega un equipo de la Televisión Polaca, del cual forma parte Jakub, uno de los personajes principales de la novela. Sin embargo sale a relucir que fueron los mismos finados, quienes salieron de sus tumbas, siendo conocido el primero que se detectó, como el zombi de Cikowice o paciente Nº 1.
Inicialmente los zombies no eran agresivos. Simplemente salían de sus tumbas y daban vueltas por allí, sin atacar a nadie. Se les hizo los exámenes médicos respectivos, concluyendo que no estaban vivos, ni muertos, encontrándose en un estado intermedio, que podría llamarse no-vida, como también no-muerte. Al comienzo hubo cordones de seguridad, pero al ver que no atacaban a nadie, se los dejó andar libremente. Además, no se podía hacer otra cosa, pues eran cada vez más. Empezaron saliendo de las tumbas, del ya mencionado cementerio de Cikowice y luego de otros pueblos aledaños. Cuando ya eran bastantes, se formaron en pequeños batallones, los cuales avanzaron a dar el encuentro a los finados que despertaban en el Cementerio de Rakowice de la ciudad de Cracovia. De allí avanzaron conjuntamente al Castillo de Wawel, a recibir el despertar de los reyes de Polonia y otros personajes históricos, enterrados allí.
Lo particular del caso es que se trataba de un fenómeno específicamente polaco. El único país del mundo en el que esto sucedía era Polonia y todos los zombis eran étnicamente polacos.
Hasta que cierto día empezaron a atacar a los extranjeros que se encontraban en Polonia. Estos, conforme a las reglas del género, a la menor mordida, se volvían zombis. Pero no cualquier tipo de zombi, sino zombis polacos.
El tema fue causando o acentuando las divisiones en el seno de la sociedad polaca, lo cual se notaba en el lenguaje. Quienes los llamaban „zombis” o „muertitos” añoraban el mundo anterior al del despertar de estos personajes. Quienes los llamaban „los retornados”, consideraban como un hecho grandioso el que „retornaran” para devolverle la gloria y esplendor a Polonia. Había los que se dejaban morder a propósito, para convertirse en zombis. Para lograrlo fingían ser rusos o alemanes, mascullando algo en ruso o lanzarle vivas a Hitler, que era lo que más enfurecía a los zombis. La Iglesia Católica polaca también se dividió. Había los sacerdotes, que estaban a favor de la limpieza étnica y otros que escondían a los extranjeros.
Cuando los zombis superaron en número a la población viva del país, se lanzaron a atacar a los países colindantes. El zombi del rey Juan III Sobieski, seguido de sus huestes (obviamente de zombis) marchó sobre Viena, el zombi del líder independentista Józef Piłsudski partió hacia Rusia y así por el estilo.
Simultáneamente empezaron a despertar zombis de ascendencia polaca en otros lugares del mundo, como Estados Unidos o Australia. Estos daban la bienvenida a las tropas de los zombis, salidos de Polonia, que se lanzaron a la conquista del mundo entero.
Sucedió luego que los zombis empezaron a atacar a los mismos polacos. El primer ataque fue a un niño de la colonia polaca de Chicago, pero luego se sucedieron otros, en la misma Polonia.
Finalmente los zombis arrasaron con todo ser humano vivo que se les cruzaba en el camino. Hasta asediar, a Jakub, sus amistades y vecinos, quienes luego de un sinnúmero de aventuras, se habían resguardado en el Santuario de Jasna Góra, convento - fortaleza de la ciudad de Częstochowa; creyeron estar en el último bastión humano. Los seis murieron abrazados, luego de haber hecho volar por los aires el convento, con tal de no caer vivos en manos de los zombis.
Esta extraña historia, que al principio podría parecer graciosa, es en realidad una parodia aterradora del nacionalismo polaco. Del popular, del literario, así como del que es ahora credo del partido gobernante de Polonia.
Ficha bibliográfica:
Jacek Dehnel: „Pero con nuestros muertos” (Ale z naszymi umarłymi)
Cracovia, Wydawnictwo Literackie, 2019
Número de páginas: 320
Idioma: Polaco
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