Esta será una breve reseña del segundo tomo de la novela "El monumento de la Emperatriz Acaya" de Andrzej Ziemiański. Ya habíamos reseñado anteriormente en este blog el primer tomo, cuya lectura recomendamos, antes de ésta, para que el lector pueda ubicarse en la historia. Recomendamos también, de ser posible, leer la reseña de la novela anterior de la serie.
El segundo tomo se inicia con una de las naves polacas, con Tomaszewski, Siwecki y Kai a bordo, habiendo dejado el Valle de Sait y navegando rumbo a otros puertos del Imperio. El hecho de que llevaran consigo los medicamentos de la empresa "Kocyan y asociados", capaces de curar cualquier enfermedad, hizo que Leszek Siwecki fuera considerado un gran mago y sabio. Luego de haber curado al hijo moribundo de uno de los príncipes, las puertas del Imperio quedaron abiertas ante ellos.
Llegando al puerto de Negger Bank, Tomaszewski dio con un hombre que vendía a un precio irrisorio, jarras de un líquido, llamado aceite de las rocas por los lugareños. Era petróleo y se enteró de que los yacimientos se encontraban en un lugar desértico, llamado la Mala Tierra pues, por más esfuerzos que se hiciera, allí no llegaba a crecer nada. Comprendió de inmediato que se debía llegar a un acuerdo con la Emperatriz para poder construir una línea férrea y usufructuar esos yacimientos. Y de esa manera obtener el petróleo necesario para las naves, en vez de estarlo importando desde Polonia. Lo cual, aparte de ser costosísimo, resultaba sospechoso, pues la misión de la que formaba parte, seguía siendo una misión secreta.
Pero para poder armar un plan concreto necesitaba de mapas y mayor información sobre la Mala Tierra. Así que fue a buscarla con Kai a la Biblioteca de Negger Bank, fundada por uno de los primeros Emperadores del Imperio de Luan. Tomaszewski se quedó asombrado, tanto de lo majestuoso de la construcción, como del hecho de que las bibliotecas públicas existieran en ese mundo desde hace más de mil años. Ya que en su patria, ése había sido un logro del último siglo.
A través del anciano bibliotecario, quien les alcanzaba los materiales, se enteraron de que el príncipe Osiatyński estuvo allí, hace muchísimos años, buscando información sobre el monumento de la Emperatriz Acaya. En el Imperio había un monumento suyo casi en cada pueblo. Pero el príncipe le habría dicho, que el monumento que él buscaba era de tamaño natural. El bibliotecario suspiró añadiendo: "La Emperatriz Acaya. Decían que su cuerpo fue sumergido en resina y amurallado en una de las puertas de Syrinx. Oh... Ahora ya no se sabe, a ciencia cierta, si esas puertas resistieron el paso del tiempo y si esos muros aún están en pie." *
Mientras tanto Shen logró cumplir con la misión que le encargara la mayor Dain, a cambio de lo cual fue encarcelada en condiciones infrahumanas. Le requisaron todo lo que llevaba, incluida la ametralladora que trajo del campamento polaco. Al preguntarle de dónde la tenía, dijo que se la habían dado los hombres de las naves de hierro que navegaban bajo el agua, pero la tomaron por demente.
Sin embargo hubo alguien que se interesó en sus historias. Ese alguien era Rand, jefe de una red de inteligencia, al servicio de la Emperatriz. Su labor consistía, tanto en seguir los chismes que circulaban por el Imperio, como en crearlos. Y uno de los puntos más importantes para la obtención de rumores era la cárcel. Ya que allí corrían versiones diferentes a la versión oficial de los hechos, que se hacía circular entre el pueblo.
A cambio de una suma nada desdeñable de dinero, el carcelero le entregó la ametralladora para que la revisase y aceptó encerrar a Aie con Shen en la misma celda. Aie era una hermosa muchacha de cabello claro, enormes ojos vidriosos y una figura menuda, que parecía hecha de filigrana. Eso, sumado al hecho de su condición de sordomuda, hacía que nadie sospechara de ella, como de la colaboradora más cercana de Rand. Aie sabía leer los labios y se comunicaba con él, escribiendo en una pequeña pizarrita, que llevaba siempre consigo.
Fue así como Aie fue a compartir la misma celda con Shen, haciéndole creer que era analfabeta y que la habían apresado por dirigir un saqueo de almacenes. A mediodía la sacaban de la celda, supuestamente para interrogarla, pero en realidad para darle de comer algo más sólido que la comida destinada a los presos y para que se entrevistara con Rand, transmitiéndole la información recibida. Así fue como Rand se enteró del encargo de la mayor Dain, de la lucha con los „monstruos” en el bosque de Sait, de los hombres de hierro, que salvaron la vida de las chicas, así como del enamorado tártaro de Shen, que tenía los ojos jalados como dos rayitas diagonales. Y es que el regimiento tártaro, a cargo de Selim Michałowicz, amigo personal de Tomaszewski, era parte de las fuerzas supeditadas a la Marina de Guerra de Polonia.
La ametralladora se la llevó Rand a Kadir, quien era armero. Éste la desarmó, quedándose maravillado ante tamaña tecnología y a partir de lo que vio, ideó otro tipo de ametralladora, mucho más poderosa, llamada desde entonces la „ametralladora de Kadir”. Presentó su invento al Ejército Imperial para que formara parte de su armamento, pero éste no fue aceptado.
Rand, emocionado con tantas novedades que contar, fue a su audiencia con la Emperatriz, esperando impactarla. Pero se dio con la sorpresa de que ésta ni siquiera quiso escucharlo, recordándole que lo suyo eran los rumores, tanto palaciegos, como de las plazas y mercados. Y advirtiéndole además que no se metiera con el trabajo de los Servicios Especiales, al decirle directamente: „…no metas las manos, donde con seguridad serán cortadas. ¿Me comprendes?” **
Poco tiempo después, Rand fue atacado en un callejón cerrado, del cual no había huida. Lo salvó la ametralladora de Kadir, que Aie llevaba consigo y con la cual ella arrasó con los atacantes. Luego del atentado fallido contra su vida Rand, fingiendo siempre estar al servicio de la Emperatriz, decidió voltearse contra ella. Identificó para ello a Shen como la cabeza visible de la revuelta.
A través de Melithe, mujer de su confianza, quien como conocedora de los mares del lugar, conducía la nave en la que viajaba Tomaszewski, Rand logró entrevistarse con él, llegando ambos a un acuerdo de colaboración mutua. A pedido de Rand acordaron, que las soldados, rescatadas de la matanza del valle de Sait, llegaran en las naves polacas a l puerto de Negger Bank. De esa manera quedaría descubierta la mentira oficial, que ya había sido transmitida por los heraldos a nombre de la Emperatriz. Según esa versión todas las chicas habrían muerto a mano de los „monstruos”, por culpa de Shen, quien luego de dirigir mal la acción se habría fugado y a quien había que castigar ejemplarmente.
Mientras tanto Rand organizó el rescate de Shen de la prisión. Con la cabeza cubierta, echada encima de una carreta, sin saber quién, adónde ni porqué la llevaba, Shen llegó a la parte trasera de una almacén, donde le acomodaron un lugar para dormir, indicándole que esperase, ya que al día siguiente, alguien se comunicaría con ella.
Al día siguiente apareció Kadir, por encargo de Rand, diciéndole que habría una revuelta, que ya tenían a la gente reunida y que ella sería la voz del pueblo que había de dirigir la acción. Sostuvieron una larguísima conversación en la que Shen le dijo: "Recuerda, el pueblo jamás morderá la mano que le da en el hocico. Jamás. (…) ¡Pero dale al pueblo un dedo para llegar a un acuerdo y entonces, queriendo toda la mano, el pueblo te despedazará el brazo!” ***
Pero resultó ser que la gente que habían juntado, eran unos lumpen, que no sabían de órdenes, ni de estrategia y quienes aceptaron participar, guiados por la promesa de un saqueo. Shen estaba furiosa. Sin embargo, lo cierto es que tenían a favor suyo las ametralladoras de Kadir.
Mientras tanto, con la anuencia de la Emperatriz, quien había autorizado la construcción de la vía férrea hacia la Mala Tierra, las sobrevivientes del Ejército Imperial, llegaron al puerto de Negger Bank. Obviamente, antes de que llegaran, la versión oficial tuvo que cambiar. Ahora eran heroínas de guerra, habiendo sido la ceremonia de su bienvenida, organizada al detalle. Y allí fue que sucedió lo inesperado. Las chicas se negaron a bajar a tierra. En un principio Tomaszewski no entendió que era lo que pasaba. Se lo explicó la solado Maii, lugareña que al casarse con un polaco en el portaaviones de la República de Polonia, se había convertido en ciudadana polaca. Las chicas, y había las que empezaron a gritarlo en voz alta, no bajarían pues no querían volver a dormir en el lodo ni a beber agua de los charcos. Algunas incluso temían que las ajusticiaran por haber huido de los "monstruos". Finalmente aceptaron bajar a tierra, siempre y cuando fueran a parar a la base que se encontraba bajo jurisdicción polaca.
Los familiares, reunidos para recibirlas, recién entonces cobraron conciencia de las condiciones infrahumanas que sufrieron sus hijas y hermanas reclutadas por el Ejército Imperial. El ambiente estaba caldeado y la gente enfurecida.
Siguiendo con el plan de Rand, Shen y Aie, a la cabeza de dos grupos armados atacaron la prisión de Negger Bank. Aie comandaba, dando las señas con un pito. Luego de tomar la cárcel, liberaron a las desertoras del Ejército Imperial, que se encontraban enjauladas, en un estado de inanición absoluta. Las enviaron a la base polaca, para que se recuperaran con los medicamentos de „Kocyan y asociados”. Obviamente, lo hicieron de manera clandestina, para no afectar el trato mutuo con la Emperatriz con los polacos.
Tomaszewski, Kai, Rand y Aie partieron poco tiempo después hacia las ruinas de Syrinx, que alguna vez fuera la fabulosa capital del Imperio de Luan. Lo hicieron para ver que era lo que habían ido a buscar allí los ingenieros de la expedición polaca. En principio, Tomaszewski había pedido a sus superiores que enviaran un grupo de geólogos para analizar los yacimientos de la Mala Tierra. Pero se dio con la sorpresa que de los tres ingenieros que llegaron al campamento del lugar, con la Wyszyńska a la cabeza, ninguno era geólogo. Más aún, poco tiempo después, los ingenieros partieron hacia las ruinas, sin darle explicación de nada a nadie.
Al llegar Tomaszewski y sus acompañantes a las ruinas, dieron con un hombre armado, con un tatuaje en la nuca, que Kai reconoció como seña de la Orden. Éste, bajo el impacto de la magia de Kai, que le hizo hablar, dijo que formaba parte de la Orden, la cual jamás dejó de existir. Recordemos, que según la historia oficial, la Orden feneció hacía mil años, vencida por Acaya en la Plaza Principal de Syrinx. Les dijo también que la mujer blanca había aprisionado a la maga de la Orden, con quien habían llegado a las ruinas.
Momentos después se encontraron con la Wyszyńska, quien se enredó, tratando de explicar que hacía allí. Y quien luego los condujo hacia la cápsula voladora del Príncipe Osiatyński, que habían encontrado en las ruinas y donde, conjuntamente con los otros ingenieros, habían hecho su cuartel. En medio de la conversación, Tomaszewski les hizo saber que estaba al tanto de que habían venido a buscar el monumento de la Emperatriz Acaya. Pero, le dijeron, el monumento ya no estaba allí, se lo habían llevado a otro lado.
Ya de noche, cuando los ingenieros dormían, fueron a buscar a la maga de la Orden. La encontraron sedada y encerrada en un cuartucho. Utilizando sus poderes Kai logró despertarla y hacerla hablar. Ésta dijo que la mujer mala la había estado interrogando, queriendo saber adónde se fue el príncipe celestial. Y que éste se había ido a la meseta de Banxi.
„La meseta de Banxi” - anotó Aie en su pizarra, luego de leer los labios de Rand - „región que se encuentra en el fin del mundo. Allí nieva, hay hielo y dicen que se encuentra el bosque más grande de los Grandes Bosques, donde viven los monstruos. Dicen también que allí se encuentra la cepa de los Dioses. Que allí comenzó la Historia.” ****
La mujer mala había querido saber también adónde partió el mensajero de la Orden, al saber que ella y sus compañeros habían llegado a la ruinas. Y que éste había partido a Hai Lo Park. Esta última noticia aturdió a todos, pues Hai Lo Park era la sede secreta, el corazón mismo de los Servicios Especiales.
Finalmente Kai le preguntó como así, siendo ella una maga poderosa, la mujer logró prenderla e interrogarla. A lo que la maga le respondió diciendo: "¡Ellos no son humanos! (...) ¡Son animales en cuerpos humanos! ¡La magia no puede hacerles ningún efecto, porque se trata de animales dotados de inteligencia!” *****
En eso llegó la mujer mala, vale decir la Wyszyńska, quien acabó con la conversación, disparándole a la maga directamente en la cabeza…
Mientras tanto los decodificadores de la red de inteligencia manejada por Rand, lograron descifrar el mensaje que Shen, arriesgando su vida, había hecho llegar a Negger Bank. Rand encargó a Shen que partiera, comandando a las chicas que anteriormente habían formado parte del Ejército Imperial, a rescatar dos trozos de tela labrada, que se encontraban en el tesoro de Hai Lo Park. Shen los había llevado, sin saberlo, cosidos en el bolso que recibió de la mayor Dain. Las acompañaría Kadir, como experto en la ametralladora, que él mismo había ideado.
Las chicas atacaron y tomaron Hai Lo Park. Las soldados rasos entraron a la última habitación, la del tesoro, quedando decepcionadas, al ver que aparentemente contenía sólo documentos. No así Nuk y Shen, quienes no podían creer lo que veían. Y es que todo alrededor llevaba las señas de la Orden. Los grandes cofres, los libros, las insignias e incluso, los documentos que se encontraban sobre la mesa, con la tinta de los sellos aún fresca, indicando que se les daba un uso cotidiano.
Tal cual se lo indicaron, Shen rompió el cofre del altar, sacando todos los retazos de tela que se encontraban dentro. Luego se acercó donde Nuk, quien seguía absorta en sus pensamientos, preguntándole a qué conclusión había llegado.
„- Es demasiado terrible para que sea verdad.” ****** - le contestó Nuk, diciéndole que había concluido que la Orden no había desparecido con el triunfo de Acaya, sino que pervivió en la sombra durante mil años. Y que era la Orden la que formó la estructura de los Servicios Especiales, sosteniendo el poderío del Imperio.
„ - Los Servicios Especiales son la Orden - dijo al final - „Peor aún, si no nos hubiéramos rebelado, nosotras mismas seguiríamos siendo parte de la Orden.”*******
Shen ordenó que prendieran fuego al lugar, antes de partir hacia la costa, a entregar el encargo adonde se lo habían indicado…
* Andrzej Ziemiański: „El monumento de la Emperatriz Acaya”, tomo II, p. 238
** Op. cit, p. 111
*** Op. cit, p. 299
**** Op. cit, p. 592
***** Op. cit, p. 596
****** Op. cit, p. 645
******** Op. cit, p. 645 - 646
Traducción: Isabel Sabogal Dunin-Borkowksi
Ficha bibliográfica:
Andrzej Ziemiański: „El monumento de la Emperatriz Acaya” (Pomnik Cesarzowej Achai), tomo II
Lublin, Editorial Fabryka Słów, 2013
Número de páginas: 700
Idioma: Polaco
Número de páginas: 700
Idioma: Polaco
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